En lo que supone el mito fundacional de la filosofía occidental, el oráculo de Delfos le contó a Sócrates que él era el hombre más sabio de Atenas. Sócrates no se lo podía creer, así que interrogó a todos los sabios de Atenas sobre varios temas, tales como la naturaleza de la virtud, de la piedad, de la justicia, etc. Se encontró con que ninguno de ellos sabía realmente de qué estaban hablando, pese a que todos creían que sí lo sabían. Concluyó entonces que él era, en efecto, el hombre más sabio de Atenas, pues, aunque como ellos, él no sabía nada, al menos él «sabía que no lo sabía».