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El camarero de Sartre

«No sé, a mí me parece alguien que finge actuar con libertad radical…».

¿No lo has pillado?

¡Nada mal! Este chiste cada vez es más gracioso.

El chiste está basado en la explicación que da Sartre de «mala fe» en El ser y la nada, donde describe a un camarero que está «fingiendo» ser un camarero. Dice que podemos imaginar a un camarero siendo demasiado rígido y mecánico, porque está tratando de imitar a un camarero. Esto al parecer significa que el camarero está «fingiendo», porque no puede convertirse del todo en un camarero (aunque lo intenta), pues un camarero es sólo una suerte de función social (tomar comandas, actuar de un cierto modo, etc). Para Sartre, por tanto, el camarero está negando su libertad al tratar de convertirse en una especie de máquina (y fracasando en el intento). Esto coloca al camarero en «mala fe».

Es, en verdad, uno de los peores ejemplos de la historia de la filosofía (en ocasiones, al leer El ser y la nada, te da la impresión de que Sartre estaba fingiendo ser un filósofo). En filosofía, generalmente, hay dos maneras de escribir: para que sea fácil entenderte, o para que sea difícil que se te malinterprete. Sartre estaba haciendo lo primero, al usar un ejemplo que nos es familiar, pero hay muchas formas de malinterpretarle. En primer lugar, cuando imaginamos a un camarero que está siendo falso, solemos pensar que está siendo excesivamente educado (seguramente para conseguir una buena propina) o algo así. Eso deja en mal lugar el ejemplo de Sartre, porque la gente confunde su «inautenticidad» con la clase de «falsedad» de la que ese molesto crío de El guardián entre el centeno se estaba quejando todo el tiempo. Eso no es a lo que Sartre se refiere. A él no le importa que la gente sea «falsa» a propósito, lo que le preocupa es que la gente intente convertirse en lo que no es, o utilizar su posición en la sociedad como excusa para negar su libertad. Por lo que no es que el camarero esté siendo educado cuando en realidad quiere ser un capullo, es que está valiéndose del hecho de que «es» un camarero para explicar sus acciones, en lugar de admitir que esas acciones provienen meramente de su propia libertad.

El otro gran problema con este ejemplo es que Sartre no llega a ofrecer una explicación detallada de cómo podría un camarero ser totalmente auténtico. Éste es un problema espinoso, porque la gente acusaba a Sartre de ser clasista. Parecía como que la única manera de vivir auténticamente era escribir libros de filosofía en cafeterías, bebiendo vino con tus amigos escritores. Aunque Sartre era comunista, mantuvo una contenciosa relación con el Partido Comunista, que le reprochó en numerosas ocasiones que su existencialismo fuera una especie de lujo burgués para gente que tuviera el suficiente tiempo libre como para estar de brazos cruzados pensando en su existencia, y ésa no era una filosofía para el proletariado, mucho más preocupado por sus condiciones materiales. Sartre, por supuesto, lo negó, y afirmó que era una filosofía para todos. Con eso en mente, quizá no debería haber usado ese ejemplo de cómo la gente está por completo en mala fe por intentar hacer su trabajo. Pero, vaya, yo qué sé.

Filósofos en este cómic:

Esta tira es una adaptación al castellano de la original, de la serie Existential Comics, cuyo autor es Corey Mohler.