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CARTOGRAFÍA

CARTOGRAFÍA

1587

Planisferio

Planisferio

URBANO MONTE

Tavola 1-60

Tavola I: Norte de Europa

En proceso…

Tavola II: Siberia

En proceso…

Planisfero
Planisferio

URBANO MONTE, 1587

Extraordinario y poco conocido atlas manuscrito, elaborado por el cartógrafo milanés Urbano Monte (1544-1613), que echó mano para su obra de numerosos materiales de otros grandes cartógrafos de la época (En la Tavola XXV, Monte cita como fuentes a geógrafos como Piccolomini, Plinio el Viejo, Ptolomeo, Martín Cortés de Albacar, Hernando Colón, Juan González de Mendoza, Giovanni d’Anania, numerosas cartas de jesuitas, Marco Polo incluido, y cartógrafos como Mercator, Gastaldi, Olaus Magnus, Paolo Giovio, Sebastião Lopes o los hermanos Zeno, Nicolò y Antonio. El interés de este Planisferio, que tiene el propósito de describir la tierra entera, tal y como se conocía entonces, reside, al margen de su propia magnificencia material (dibujó por partida doble sesenta láminas, de 3×3 metros en total), en la proyección de la esfericidad de la tierra en un mapa con cuatro esquinas, calculando la distorsión desde el Polo Norte (muy inusual por entonces).

El gran mapa ilustra con gran detalle zonas de América que se conocían muy poco y, en general, combina una infinidad de imprecisiones (como la representación de continentes ficticios) con otras descripciones muy exhaustivas. No se conocía todavía Australia, pero Urbano Monte habla de unos nativos de Nueva Guinea no querían ser contactados ni comerciar y que estaban gobernados por ancianos: «In questi paesi non ancora ben conosciuti, li homini vano nudi, et tra loro i piu vecchi fanno offitio di Re quali peró governano li altri a modo di republica, nel restro poi tutti vivono a modo de barbari senza civilta o politica» (En estos países que aún no se conocen con precisión, los hombres van desnudos, y aunque los viejos ejercen de reyes son otros quienes gobiernan, a modo de república. Por lo demás, el resto vive como bárbaros, sin civilidad ni política).

Se trata de una representación antiquísima, con tierras alegóricas alrededor, como el Paraíso, y gigantes en la Patagonia y pájaros que surcan los cielos con elefantes entre sus garras. América está llena de pequeñas descripciones sobre los indios antropófagos y los árboles inmensos, con un nivel de detalle asombroso. También añade datos sobre la dirección de los vientos, la posición del sol, los eclipses, la distancia entre regiones… En efecto, el Atlántico aparece todo lleno de hombres que van en busca de El Dorado. En una zona que parece la selva amazónica brasileña (en esta sección mínima se comprimen decenas de países actuales) hay escrito, en el italiano de la época: «Cuando los españoles descubrieron estas tierras vivían caníbales que se comían unos a otros, disparaban con flechas y deshabitaban las tierras vecinas de tan crueles que eran». Y luego: «In questi paesi del Perú vi sono pecore grande come cameli […]» (En estos países del Perú hay ovejas grandes como camellos). A la altura de las Galápagos se ve la flota de Acapulco, «Armata del re di Spagna nel mondo novo», que contaba con el galeón de Manila, el más grande del mundo en su época, y comercializaban desde México con Filipinas, trayéndose seda y porcelana china. Al otro extremo aparece la flota de Indias, regresando de La Habana cargados de oro y plata, y más allá se encuentra la armada del rey de España, que remonta las Azores camino de las islas británicas. Justo por debajo, Urbano Monte dibuja a Felipe II, a mayor tamaño que el resto de reyes, con una oda y un dios marino entregándole una corona de laurel.

 

Este planisferio, publicado en Milán, Italia en 1587, así como el texto explicativo, han sido editados y traducidos por STIRNER a partir de, principalmente, la información gráfica y textual de David Rumsey Map Collection, David Rumsey Map Center & Stanford Libraries.

Planisfero
Planisferio

URBANO MONTE, 1587

Extraordinario y poco conocido atlas manuscrito, elaborado por el cartógrafo milanés Urbano Monte (1544-1613), que echó mano para su obra de numerosos materiales de otros grandes cartógrafos de la época (En la Tavola XXV, Monte cita como fuentes a geógrafos como Piccolomini, Plinio el Viejo, Ptolomeo, Martín Cortés de Albacar, Hernando Colón, Juan González de Mendoza, Giovanni d’Anania, numerosas cartas de jesuitas, Marco Polo incluido, y cartógrafos como Mercator, Gastaldi, Olaus Magnus, Paolo Giovio, Sebastião Lopes o los hermanos Zeno, Nicolò y Antonio. El interés de este Planisferio, que tiene el propósito de describir la tierra entera, tal y como se conocía entonces, reside, al margen de su propia magnificencia material (dibujó por partida doble sesenta láminas, de 3×3 metros en total), en la proyección de la esfericidad de la tierra en un mapa con cuatro esquinas, calculando la distorsión desde el Polo Norte, algo muy inusual por entonces.

El gran mapa ilustra con gran detalle zonas de América que se conocían muy poco y, en general, combina una infinidad de imprecisiones (como la representación de continentes ficticios) con otras descripciones muy exhaustivas. No se conocía todavía Australia, pero Urbano Monte habla de unos nativos de Nueva Guinea no querían ser contactados ni comerciar y que estaban gobernados por ancianos: «In questi paesi non ancora ben conosciuti, li homini vano nudi, et tra loro i piu vecchi fanno offitio di Re quali peró governano li altri a modo di republica, nel restro poi tutti vivono a modo de barbari senza civilta o politica» (En estos países que aún no se conocen con precisión, los hombres van desnudos, y aunque los viejos ejercen de reyes son otros quienes gobiernan, a modo de república. Por lo demás, el resto vive como bárbaros, sin civilidad ni política).

Se trata de una representación antiquísima, con tierras alegóricas alrededor, como el Paraíso, y gigantes en la Patagonia y pájaros que surcan los cielos con elefantes entre sus garras. América está llena de pequeñas descripciones sobre los indios antropófagos y los árboles inmensos, con un nivel de detalle asombroso. También añade datos sobre la dirección de los vientos, la posición del sol, los eclipses, la distancia entre regiones… En efecto, el Atlántico aparece todo lleno de hombres que van en busca de El Dorado. En una zona que parece la selva amazónica brasileña (en esta sección mínima se comprimen decenas de países actuales) hay escrito, en el italiano de la época: «Cuando los españoles descubrieron estas tierras vivían caníbales que se comían unos a otros, disparaban con flechas y deshabitaban las tierras vecinas de tan crueles que eran». Y luego: «In questi paesi del Perú vi sono pecore grande come cameli […]» (En estos países del Perú hay ovejas grandes como camellos). A la altura de las Galápagos se ve la flota de Acapulco, «Armata del re di Spagna nel mondo novo», que contaba con el galeón de Manila, el más grande del mundo en su época, y comercializaban desde México con Filipinas, trayéndose seda y porcelana china. Al otro extremo aparece la flota de Indias, regresando de La Habana cargados de oro y plata, y más allá se encuentra la armada del rey de España, que remonta las Azores camino de las islas británicas. Justo por debajo, Urbano Monte dibuja a Felipe II, a mayor tamaño que el resto de reyes, con una oda y un dios marino entregándole una corona de laurel.

Este planisferio, publicado en Milán, Italia en 1587, así como el texto explicativo, han sido editados y traducidos por STIRNER a partir de, principalmente, la información gráfica y textual de David Rumsey Map Collection, David Rumsey Map Center & Stanford Libraries.