Mary Wollstonecraft fue una filósofa y feminista del siglo XVIII. Se la conoce hoy en día por su Vindicación de los derechos de la mujer, donde arguye que las mujeres deberían tener los mismos derechos básicos que los hombres (en particular respecto a la educación). Puesto que tanto hombres como mujeres son iguales en cuanto humanos ante Dios, y dado que sólo existe una virtud que nace de Dios, esa virtud debe cultivarse por igual y en la misma proporción entre ambos sexos. Tanto el mencionado libro como Vindicación de los derechos del hombre (en el que argumentaba que la Revolución francesa estaba justificada, en contra de la opinión de Edmund Burke) fueron bien recibidos y ampliamente leídos en su tiempo. Sin embargo, tras su muerte, su marido William Goldwin publicó un libro revelador sobre su vida, incluyendo aventuras amorosas, intentos de suicidio, ateísmo e hijos fuera del matrimonio. Pretendía que fuese un libro de connotaciones positivas, que reflejara la vida de una mujer moderna, pero la sociedad no estaba preparada para asimilar que una mujer tuviera aventuras extramatrimoniales, y en particular tampoco estaban interesados en las opiniones vertidas por una mujer así sobre la naturaleza de la virtud. Su reputación sufrió un duro revés, y sus obras fueron condenadas al ostracismo hasta que, mucho después, tuvo lugar su resurgimiento con la llegada de la segunda ola del feminismo.