ENERO 2018
El arte es una tontería y sólo
empeora las cosas
El arte es una tontería y sólo empeora las cosas
ANTONIO PARCERO
No hay manera de centrar el tiro, ¿a dónde quieres ir? Deberíamos matarte y acabar con todo. A fin de cuentas estás exhausto y sin ideas y los personajes se te filtran derretidos por las comisuras del cráneo. Se requiere muy poco para volver: tan sólo un elefante de papel con una dedicatoria en el reverso. Grafismos indescifrables que brillen sobre la página en blanco. Un insecto camina solo, a pasos cortos, sobre o bajo las paredes desconchadas del techo (según se mire boca abajo o del derecho): antes de caer al abismo creía en Dios. ¿Puedes aguantar un poquito más? Ya casi estoy. Yo valoro por encima de todas las cosas la actitud, la garra; me basta un minuto, ver cómo andas, cómo miras, cómo tratas con el público para saber lo que puedo esperar de ti. Y sin embargo, conocerse lleva toda una vida: un empleado te roba de la caja, tu mujer te engaña después de veinte años, tus amigos te envidian, sienten celos de tu éxito. Sientes cómo la fina línea que separa sueño de vigilia se escinde. Vivir es recordar, sobre todo lo que no ha pasado. Ya no sabes ni atarte los cordones de los zapatos. Abrir una lata se convierte en una empresa de altura. En el fondo, habrías preferido un cuerpo más liviano, hecho de aire, que flotara sutil y elegante sin contaminarse del mundo, sin la necesidad de bregar, vender, comprar, abrir, cerrar, llevar la cuenta de entradas y salidas, tachar del calendario y volver a pasar la página. Te resultan pormenores tristes, llenos de melancolía. Por eso, fundirte con la vida, auténtico anhelo de los hombres de verdad, te será imposible.