En Investigaciones filosóficas, Wittgenstein intentó deshacerse de la idea de que el lenguaje representa el mundo de manera clara y directa. En otras palabras, cuando empleamos frases del tipo «manos arriba», no hay nada en el mundo que se identifique de manera directa. Lo que en realidad ocurre es que estamos «moviendo ficha» en una especie de juego, en el que esperamos que el resto de jugadores entienda y participe del mismo juego que estamos jugando nosotros. Los significados de las frases son sociales, no una relación entre la mente y el mundo. Su método para demostrar esto es proporcionando diálogos y experimentos mentales extraños, en los que invita al lector a imaginar diversos tipos de escenarios que rompen con la idea de que las palabras remiten directamente a los objetos o las ideas.
San Agustín interpreta al atracador, porque su manera de ver el lenguaje fue usada por Wittgenstein como paradigmática del punto de vista ingenuo de que el lenguaje representa una simple relación entre pensamiento y realidad. Aristóteles interpreta al policía, porque es el sheriff de la filosofía.