MAYO 1976
Más actualidad
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LUIS RACIONERO
Donde no existe la crítica
no tiene sentido el elogio.
Los viejos emigrados que regresan, Abad de Santillán, Madariaga, Beaumarchais, Sánchez Albornoz, Llopis, han provocado una reacción en la prensa española que demuestra un confusionismo mental alarmante.
No es de extrañar que en estos años de posguerra se haya cernido sobre nosotros un considerable confusionismo mental, debido a insuficiente educación, censura de prensa y ausencia de contraste de pareceres. Lo que es de extrañar es que quienes pretenden ahora arreglar todo esto, den muestras de haber sido tan oscurecidos por el confusionismo como los demás.
Tienen que ser los extranjeros, ajenos a nuestro lavado de cerebro juvenil, y los españoles exilados, quienes se sorprendan ante el extraño confusionismo mental de nuestra izquierda, y nos lo hagan notar. El confusionismo mental de la izquierda se debe a un sofisma básico, que dice así: criticar a la izquierda es hacerle el juego a la derecha. Esta idea errónea se ha usado como intimidación contra toda crítica, y como justificación para negar canales de difusión por medios no siempre honestos a cualquier crítica que viniera desde más a la izquierda.
Se puede criticar a la izquierda desde la derecha y desde la propia izquierda. Cuando se critica desde la derecha es para destruirla; cuando se critica desde la propia izquierda es para mejorarla. La crítica, como todo el mundo sabe, sirve para matizar detalles, para afinar distinciones, para evaluar cómo los medios prácticos se acercan o alejan de los objetivos teóricos que se pretende defender. Un ejemplo de es to lo dio Madariaga al declarar que la democracia «no es un fin en sí mismo, sino un medio de obtener la libertad, que es el fin». Como se demuestra en USA y muchos otros países democráticos, el poder elegir entre dos señores cada cuatro años no es precisamente un desiderátum de libertad. Hay otras maneras, y la llamada utopía federalista y libertaria es una de ellas.
Un ejemplo de confusionismo mental lo dio quien escribió en Cuadernos para el diálogo (27 de marzo de 1976): «Mientras existan gentes como Soljenitsyne, deberán continuar existiendo los campos de concentración. Quizás deban estar un poco mejor vigilados, a fin de que personas como Soljenitsyne no puedan salir». Soljenitsyne podrá ser un majadero y un carca soñando en reinstaurar la Iglesia ortodoxa rusa, pero la frase que acabo de citar de Cuadernos es una frase fascista. La haya escrito quien la haya escrito, y aunque su autor se declare oficialmente demócrata, o cristiano, o lo que quiera, la frase es fascista. Porque los campos de concentración son una lacra de la humanidad, difundida por los nacis y que deben desaparecer cuanto antes en todos los países, en Rusia, en Chile, o donde sea.
Esta fue la frase quizás mas contradictoria de todas las que suscitaron la parte de tonterías que había en las declaraciones de Soljenitsyne. Pero casi toda la prensa progre reaccionó con el mismo confusionismo mental: se ridiculizó al ruso por toda la parte de tonterías que había dicho (que fueron de la altura de un campanario, desde luego), pero se silenció e ignoró toda la parte de su declaración en que explicaba como en Rusia, una teoría que empezó anunciando la libertad de la tiranía zarista, había perpetuado formas de represión dignas de Iván el Terrible. Lo cual también es necesario que se sepa y se tenga muy presente para no caer en los mismos errores. Ahora es de esperar que cuando Sánchez Albornoz diga: «Para un liberal como yo, la única diferencia entre el franquismo y el comunismo es la que ya dije antes: de Franco se sale, porque Franco a la larga muere. Pero del comunismo no se sale» (Actualidad Española, 15 de abril de 1976), los progres de izquierdas no se rasguen las vestiduras y lo acusen de viejo gaga, sino que consideren que quizás bajo los dos sistemas, en un momento opuestos, yace un mismo monoteísmo, un dogmatismo que se parece en la imposición de una «verdad» única a todo el mundo. Cualquier verdad única, sea de derechas o de izquierdas, es represiva y va contra la libertad. Libertad es diversidad de opciones vitales, comportamientos e ideas. Ni en el fascismo ni en el comunismo se fomenta esa libertad, sino al contrario, se procura el refuerzo del Abad de estado, del centralismo, y de una línea de acción que uniformice las energías de todo el país.
La Ecología ha descubierto que los sistemas biológicos sanos, que son los que evolucionan, se caracterizan por la diversidad; y que los sistemas enfermos, que son los que no evolucionan , se caracterizan, como el fascismo o el comunismo, por su uniformización (que viene de uniforme). Las características de un sistema biológico sano o en evolución son: complejidad, diversidad, interdependencia (asociación), estabilidad (crecimiento equilibrado), alto número de especies, baja entropía. Las características de un sistema biológico enfermo o en retrogresión son: simplicidad, uniformidad, independencia (autarquía), inestabilidad (crecimiento desordenado), bajo número de especies, alta entropía. El lector puede juzgar por sí mismo, si traduce estas características en política, a qué ideologías se está aludiendo en cada caso. A mí me parece que el sano está describiendo en política un sistema de tipo libertario; el enfermo un sistema monoteísta de derechas o de izquierdas.
La labor de la prensa es la información valorada a traves de una ideología. La labor crítica es tan importante como la de información; por otro lado, es casi imposible informar objetivamente y por ello, en periodismo, como en las demás creencias sociales, el requisito de honestidad intelectual exige que el autor declare previamente sus juicios de valor. Aclarando desde qué ideología se hace la crítica, se puede y se debe criticar a todo el mundo, para contrarrestarlo o para mejorarlo. Criticar a la izquierda desde dentro de la izquierda no es hacer el juego a la derecha, sino colaborar a que la izquierda se mejore por dentro. No criticar a la izquierda, en cambio, es hacer el juego a una sola fracción de ésta. Y la izquierda necesita, para evolucionar, diversidad.
En este sentido parece deshonesto citar a Madariaga sólo en ciertos aspectos más conservadores —que los tiene en cantidad de sus declaraciones—, y en cambio silenciar la opinión que dio en Zaragoza sobre la figura histórica de Franco, opinión de una claridad y dureza como jamás se había expresado dentro de España. Nos remitimos, asimismo, a las declaraciones de Sánchez Albornoz, aparecidas en Actualidad Española, sobre el mismo tema.
Creo útil terminar estas sugerencias con la postura de un pensador cuya lucidez y honestidad están fuera de toda duda. Éste es el decálogo de Bertrand Russell, elaborado por éste en 1951.
1. No te sientas absolutamente seguro de nada.
2. No creas apropiado ocultar las cosas, porque es seguro que la evidencia acabará revelándose.
3. No intentes desaconsejar el pensamiento porque seguro que te harán caso.
4. Cuando encuentres oposición, incluso en tu familia, procura superarla por argumento y no por autoridad, porque una victoria que depende de la autoridad es irreal e ilusoria.
5. No tengas respeto por la autoridad de otros, porque siempre se pueden encontrar autoridades contrarias
6. No uses el poder para suprimir las opiniones que te parecen perniciosas, porque si lo haces, las opiniones te suprimirán a ti.
7. No temas ser excéntrico en tus opiniones, porque cada opinión ahora aceptada, fue un día excéntrica.
8. Encuentra más placer en la discrepancia inteligente que en la aceptación pasiva, porque si valoras la inteligencia como debieras, la discrepancia inteligente implica una coincidencia más profunda que la aceptación.
9. Sé escrupulosamente veraz, incluso si la verdad es inconveniente, porque es más inconveniente cuando tratas de ocultarla.
10. No tengas envidia a los que viven en un paraíso de tontos porque sólo un tonto pensará que eso es felicidad.
Este artículo se publicó originalmente en el Nº 13 (mayo de 1976) de Ajoblanco y ha sido cedido para su lectura online en STIRNER por Pepe Ribas, fundador de la revista. La presente versión revisada, del 8 de septiembre de 2023, corre a cargo de Adriano Fortarezza.
Este artículo se publicó originalmente en el Nº 13 (mayo de 1976) de Ajoblanco y ha sido cedido para su lectura online en STIRNER por Pepe Ribas, fundador de la revista. La presente versión revisada, del 8 de septiembre de 2023, corre a cargo de Adriano Fortarezza.