JUNIO 1976
Manifiesto Ajoblanquista
Manifiesto Ajoblanquista
SANTI SOLER
I
Haced todo lo que sepáis e intentad lo que ignoréis:
¡ninguna posibilidad debe ser hoy desperdiciada!
—Lewis Carroll
Haced todo lo que sepáis e intentad lo que ignoréis: ¡ninguna posibilidad debe ser hoy desperdiciada!
—Lewis Carroll
Hoy se habla de AJOBLANCO; como escribía el poeta, «Avui es parla de mi…». Resulta imposible reproducir aquí, sin olvidarnos de nada ni a nadie, todas las referencias a AJOBLANCO que, de un tiempo a esta parte, han aparecido en periódicos, revistas y programas de radio, dando a conocer nuestra actividad a un amplio público y casi forzándoles a tomar una postura favorable y apasionada en pro de esta publicación barcelonesa, aparentemente minoritaria, elitista «malgré lui», sin eco…
La chispa de la vida —la «iskra»— que abrió el fuego y que nunca podremos agradecer bastante fue evidentemente la inesperada y casi altruista campaña de publicidad gratuitamente desencadenada por la nunca bien ponderada Junta Central Fallera de la ciudad del Turia. Lo leíamos sin creerlo en la última página de La Vanguardia del 8 de marzo, que aportaba interesante información al respecto; lo oíamos repetidamente por las ondas de R. N. E. en su España a las 8. Aparecían inteligentes artículos de Vicent Ventura en esa misma Vanguardia (20 de abril) y en el recién nacido Avui (27 de abril, 12 de mayo), etc.
En otro orden de cosas, tampoco faltaron las referencias a la exitosa manifestación en las Ramblas el día del Libro —un libro, una rosa, una alcachofa: ¿quién dijo «bomba»?— tanto de signo desfavorable (ver el Por Favor del 3 de mayo, en un recuadro aparentemente dedicado al diario Avui, evidentemente debido a la pluma de uno de los muchos empecinados que llenan la revista, que los hay y más de uno, no lo duden…) como de signo favorable, en las plumas más inteligentes (ver el recuadro de Paco Umbral en La Vanguardia del 5 de mayo, de tan grata sorpresa).
«La oposición —dice el bueno de Umbral en el umbral de su artículo— está empezando a combatir a la represión con sentido del humor, y esto ya es un buen síntoma de que a la oposición no hay quien la pare y el proceso es irreversible. […] Hace poco, en Barcelona, vi a los subversivos surrealistas del grupo AJOBLANCO paralizando las Ramblas con una manifestación en la que gritaban: “¡Cachondo, únete! ¡cachondo, únete!”. ¿Cómo deshacer a golpes una manifestación que pide a los cachondos del mundo —o de una ciudad— que se unan? […] Contra la ironía poco pueden las porras. […] Hemos entrado en la contestación contracultural e irónica, y esto es para mí el mejor signo de que la cosa está madura».
Así pues, si la cosa está madura y ya no hay quien la pare —y dejamos que el cachondo lector dé libre curso a su fantasía sobre de qué «cosa» se trate—, parece justificado que los llamados «subversivos surrealistas» del llamado «grupo AJOBLANCO» traten de esbozar unas líneas que manifiesten un poco en qué mundo se vive y en qué mundo se querría vivir, para indicar un poco por dónde van los tiros…. Y no se alarmen, please, que no se trata, por supuesto, de un manifiesto político.
II
Ha llegado la hora —dijo la Morsa— de hablar de muchas cosas:
de zapatos… y barcos… y barritas de lacre… de coles… y reyes…
de por qué el mar está hirviendo… y de si los cerdos tienen alas.
—Lewis Carroll
Ha llegado la hora —dijo la Morsa— de hablar de muchas cosas: de zapatos… y barcos… y barritas de lacre… de coles… y reyes… de por qué el mar está hirviendo… y de si los cerdos tienen alas.
—Lewis Carroll
Lo primero a explicar, evidentemente, es que nos cansa el tener que dar explicaciones. Nuestra actitud pretende ser la parodia permanente de eso que —por error— llaman «normalidad»; siempre hemos aspirado a que se empiece a llamar a las cosas por su nombre (por ejemplo, deberían decir «esquizofrenia» en vez de «normalidad»…). No nos van los slogans, las siglas, los «mensajes» y las moralejas: las etiquetas prefabricadas nos hacen envejecer. Y el mensaje de los «yippies» de la nueva Amérika —esos que viven en el seno del monstruo y conocen sus entrañas (esos cuya honda es la de David)— era tajante al respecto: «No crezcáis —nos decían—, crecer es abandonar los propios sueños…». Por eso se equivocan quienes acuñan fórmulas que en su día fueron más o menos tópicas, siguiendo —con mayor o menor buena fe— esquemas equívocos, hace tiempo superados y hoy cancelados definitivamente, como salta a la vista: «AJOBLANCO representa hoy aquí las corrientes de la Nueva Izquierda»; o bien, «AJOBLANCO es un reflejo de las Vanguardias Culturales de unas minorías refinadas»; o peor, «AJOBLANCO es ni más ni menos que un mero subproducto de la conciencia pequeñoburguesa…». Esos vaciles, tíos…
Hay que resituar las cosas, que por aquí no pasamos:
1) Hay ciertamente un «gauchedivinismo» en Barcelona, elitista, minoritario y dandy, esos que compaginan con tan asombrosa facilidad la hierba, el budismo zen y la revolución sexual con la más fiel militancia leninista, pero AJOBLANCO no es eso, por supuesto; elemental, querido Watson…
2) Hay también en Barcelona un mundillo cultural con poses de vanguardista, pero AJOBLANCO ha dicho y repetido mil y una veces que la Vanguardia real no pasa por aquí, que entre el Arte y la Vida escogía a esta última (o, mejor dicho, el «arte de vivir»…).
3) Hay en Barcelona —y no sólo en Barcelona— una Izquierda tradicional, con todos sus disfraces de puestas al día, siguiendo modas de importación, pero para AJOBLANCO la Izquierda «política» puede serlo todo menos nueva aunque lean a McLuhan y a Marcuse y se barnicen con el «último grito» de las modas que lleguen de los «campus» de Berkeley.
Manifiesto Ajoblanquista
Una cosa es lo que se sea y otra lo que se parezca, digo yo. Es cierto que AJOBLANCO viene utilizando —sin por ello considerarse «in»— una sarta de expresiones de la jerga «in», hasta ahora monopolio de rubicundos anglosajones: freak, rock, howl, underground, joint, trip, love, living, go home, y mil y una palabrejas contraculturales más made in USA. Y si la CIA anda preocupada al ver que pierde cada vez más el control y las posibilidades de manipulación de eso que empezó llamándose Nueva Cultura, ¡podían haberlo previsto ya hace mucho…!
A AJOBLANCO le gusta vacilar; se ríe de quienes hablan de revolución y de lucha de clases sin referirse a la vida cotidiana; se distancia de quienes hablan de «Vida Cotidiana» en vez de vivirla, de tratar de transformarla (aunque sólo sea un poco). Y en fin, en contraste con los «subproductos» de ortodoxa militancia ya citados, AJOBLANCO declara militar sólo por la «juerga general», por la orgía, por la fiesta, por la creatividad, por hacer el amor y no la guerra (el amor al oprimido como eficaz forma de su guerra al opresor). AJOBLANCO se ríe, sin parar…
AJOBLANCO escribe este ensayo de Manifiesto Ajoblanquista —menos soso por supuesto que los manifiestos marxengelistas— porque no respeta ni su propio nombre. Pero que quede claro que AJOBLANCO no engaña: escribe su nombre con una «A» mayúscula y, cuando puede, le pone una aureola, un círculo que la rodee. Dentro de lo que cabe, por supuesto…
Este artículo se publicó originalmente en el Nº 14 (junio de 1976) de Ajoblanco y ha sido cedido para su lectura online en STIRNER por Pepe Ribas, fundador de la revista. La presente versión revisada, del 8 de septiembre de 2023, corre a cargo de Adriano Fortarezza.
Este artículo se publicó originalmente en el Nº 14 (junio de 1976) de Ajoblanco y ha sido cedido para su lectura online en STIRNER por Pepe Ribas, fundador de la revista. La presente versión revisada, del 8 de septiembre de 2023, corre a cargo de Adriano Fortarezza.