fbpx
¡TIENDA ONLINE! Envío gratuito a toda España

ARTÍCULO

ARTÍCULO

FEBRERO 1977

Manifiesto populista

Manifiesto populista

LAWRENCE FERLINGHETTI

Querido amigo:

Gracias por tus libros, la lista es interesante, y me sabe muy mal que no nos encontráramos cuando estuviste aquí. (Debías haberme llamado a la oficina de la editorial City Lights). Vuestra revista está muy bien… Te mando, por correo aéreo aparte, tres pequeños trabajos, alguno de los cuales puede encajar en la revista… Espero que la multa y suspensión de la revista no hayan resultado fatales para ella. Realmente no hay manera de saberlo, ya que todos, en la prensa de aquí, ignoran completamente el tema (como sin duda debiste descubrir cuando estuviste en San Francisco). Nosotros no editamos ningún periódico, si no ciertamente publicaríamos el asunto.

Bien, quizá iré a Barcelona el año que viene y nos encontraremos.

Salud,

LAWRENCE FERLINGHETTI


The New York Times, Sábado, 5 de julio 1975

The New York Times, Sábado, 5 de julio 1975

MANIFIESTO POPULISTA Nº 1
(A los poetas, con amor)

MANIFIESTO POPULISTA Nº 1
(A los poetas, con amor)

Poetas, salgan de sus escondrijos,
abran ventanas y puertas,
Llevan demasiado tiempo encerrados
en sus mundos estancos.
Bajen, bajen
de sus Russian Hills y Telegraph Hills,
de sus Beacon Hills y sus Chapel Hills,
de sus Mount Analogues y Montparnasses,
bajen de sus colinas y montañas
de sus tipis y de sus domos.
Los árboles siguen cayendo
y no iremos más a los bosques.
No es momento de sentarnos en ellos
mientras el hombre sigue quemando su propia casa
para asar al cerdo.
Basta de entonar el Hare Krishna
mientras Roma arde.
San Francisco está en llamas,
el Moscú de Mayakovsky está quemando
los combustibles fósiles de la vida.
La Noche y el Caballo se aproximan
devorando luz, calor y fuerza,
y las nubes llevan pantalones.
No es momento de que el artista ande escondiéndose
en las alturas, más allá, entre bambalinas,
indiferente, arreglándose las uñas,
refinándose hasta aniquilarse.
No hay tiempo ahora para nuestros jueguecitos literarios
no hay tiempo ahora para nuestras paranoias e hipocondrias,
no hay tiempo ahora para el miedo y el asco
sólo hay tiempo para la luz y el amor.
Hemos visto a las mejores mentes de nuestra generación
vencidas por el hastío en los recitales de poesía.
La poesía no es una sociedad secreta,
tampoco es un templo.
Las palabras secretas y los cantos ya no sirven.
La hora del om ya ha pasado, se acerca el tiempo del duelo,
tiempo del duelo y del regocijo
por el cercano ocaso próximo de la civilización industrial,
que es mala para la tierra y para el hombre.
Es momento de mirar hacia fuera
en la postura del loto
con los ojos bien abiertos,
es momento de que salga de sus bocas
un nuevo discurso sincero
es momento de comunicarse con todos los seres sensibles,
todos ustedes «Poetas de las Ciudades»
pertrechados en los museos, incluido yo mismo,
todos ustedes poetas de los poetas que escriben poesía acerca de la poesía,
todos ustedes poetas de lenguas muertas y deconstructivistas,
todos ustedes poetas formados en talleres de poesía
en el culo de América,
todos ustedes Ezra Pounds domesticados,
todos ustedes poetas exaltados, chiflados, risibles,
todos ustedes poetas de hormigón pretensado,
todos ustedes poetas cunnilingües,
todos ustedes poetas que se expresan con grafitis en los baños públicos,
todos ustedes empedernidos viajeros de metro que nunca se han columpiado en abedules,
todos ustedes maestros del haiku de aserradero
en las siberias de América,
todos ustedes irrealistas sin ojos,
todos ustedes escurridizos supersurrealistas,
todos ustedes visionarios de salón y propagandistas reprimidos,
todos ustedes poetas grouchomarxistas
y camaradas de la clase ociosa
que descansan todo el día
y hablan de la clase obrera proletaria,
todos ustedes anarquistas católicos de la poesía,
todos ustedes poetas de la Black Mountain,
todos ustedes brahmanes bostonianos y bolinas bucólicos,
todos ustedes maternales protectores de la poesía,
todos ustedes complacientes hermanos de la poesía,
todos ustedes amantes suicidas de la poesía,
todos ustedes profesores melenudos de la poesía,
todos ustedes críticos de poesía bebiéndose la sangre del poeta,
todos ustedes policías de la poesía.
Dónde están los salvajes hijos de Whitman,
dónde las grandes voces que se hacen oír
con un sentido de la dulzura y lo sublime,
dónde la gran nueva visión,
la gran visión del mundo,
la canción altamente profética de la inmensa Tierra
y de todo lo que en ella canta
y de lo que a ella nos une.
Poetas, desciendan
a la calle del mundo una vez más
y abran sus mentes y sus ojos
con el antiguo deleite visual,
aclaren la voz y digan con firmeza
la poesía ha muerto, larga vida a la poesía
con desquiciados ojos y la fuerza del búfalo.
No esperen a la Revolución
u ocurrirá sin ustedes,
Dejen de balbucear y hablen claro
con una nueva poesía abierta de par en par,
arrastrada a los lugares comunes de la sensualidad,
con otros niveles subjetivos
u otros niveles subversivos,
con un diapasón en el oído interno
para sacudir los cimientos.
Su propio y dulce Yo aún canta
por más que pronuncie «la palabra en-masse».
La poesía es el medio de transporte
que lleva al público
a lugares más elevados
de lo que otras ruedas puedan cargar.
La Poesía todavía cae de los cielos
a nuestras calles todavía abiertas.
No han levantado aún las barricadas,
las calles todavía palpitan en los rostros,
en los encantadores hombres y mujeres que por ellas pasean,
aún hay hermosas criaturas por todos lados,
en los ojos de todos el secreto de todos
sigue enterrado ahí,
los hijos salvajes de Whitman aún duermen ahí,
despierten y canten al aire libre.

Poetas, salgan de sus escondrijos,
abran ventanas y puertas,
Llevan demasiado tiempo encerrados
en sus mundos estancos.
Bajen, bajen
de sus Russian Hills y Telegraph Hills,
de sus Beacon Hills y sus Chapel Hills,
de sus Mount Analogues y Montparnasses,
bajen de sus colinas y montañas
de sus tipis y de sus domos.
Los árboles siguen cayendo
y no iremos más a los bosques.
No es momento de sentarnos en ellos
mientras el hombre sigue quemando su propia casa
para asar al cerdo.
Basta de entonar el Hare Krishna
mientras Roma arde.
San Francisco está en llamas,
el Moscú de Mayakovsky está quemando
los combustibles fósiles de la vida.
La Noche y el Caballo se aproximan
devorando luz, calor y fuerza,
y las nubes llevan pantalones.
No es momento de que el artista ande escondiéndose
en las alturas, más allá, entre bambalinas,
indiferente, arreglándose las uñas,
refinándose hasta aniquilarse.
No hay tiempo ahora para nuestros jueguecitos literarios
no hay tiempo ahora para nuestras paranoias e hipocondrias,
no hay tiempo ahora para el miedo y el asco
sólo hay tiempo para la luz y el amor.
Hemos visto a las mejores mentes de nuestra generación
vencidas por el hastío en los recitales de poesía.
La poesía no es una sociedad secreta,
tampoco es un templo.
Las palabras secretas y los cantos ya no sirven.
La hora del om ya ha pasado, se acerca el tiempo del duelo,
tiempo del duelo y del regocijo
por el cercano ocaso próximo de la civilización industrial,
que es mala para la tierra y para el hombre.
Es momento de mirar hacia fuera
en la postura del loto
con los ojos bien abiertos,
es momento de que salga de sus bocas
un nuevo discurso sincero
es momento de comunicarse con todos los seres sensibles,
todos ustedes «Poetas de las Ciudades»
pertrechados en los museos, incluido yo mismo,
todos ustedes poetas de los poetas que escriben poesía acerca de la poesía,
todos ustedes poetas de lenguas muertas y deconstructivistas,
todos ustedes poetas formados en talleres de poesía
en el culo de América,
todos ustedes Ezra Pounds domesticados,
todos ustedes poetas exaltados, chiflados, risibles,
todos ustedes poetas de hormigón pretensado,
todos ustedes poetas cunnilingües,
todos ustedes poetas que se expresan con grafitis en los baños públicos,
todos ustedes empedernidos viajeros de metro que nunca se han columpiado en abedules,
todos ustedes maestros del haiku de aserradero
en las siberias de América,
todos ustedes irrealistas sin ojos,
todos ustedes escurridizos supersurrealistas,
todos ustedes visionarios de salón y propagandistas reprimidos,
todos ustedes poetas grouchomarxistas
y camaradas de la clase ociosa
que descansan todo el día
y hablan de la clase obrera proletaria,
todos ustedes anarquistas católicos de la poesía,
todos ustedes poetas de la Black Mountain,
todos ustedes brahmanes bostonianos y bolinas bucólicos,
todos ustedes maternales protectores de la poesía,
todos ustedes complacientes hermanos de la poesía,
todos ustedes amantes suicidas de la poesía,
todos ustedes profesores melenudos de la poesía,
todos ustedes críticos de poesía bebiéndose la sangre del poeta,
todos ustedes policías de la poesía.
Dónde están los salvajes hijos de Whitman,
dónde las grandes voces que se hacen oír
con un sentido de la dulzura y lo sublime,
dónde la gran nueva visión,
la gran visión del mundo,
la canción altamente profética de la inmensa Tierra
y de todo lo que en ella canta
y de lo que a ella nos une.
Poetas, desciendan
a la calle del mundo una vez más
y abran sus mentes y sus ojos
con el antiguo deleite visual,
aclaren la voz y digan con firmeza
la poesía ha muerto, larga vida a la poesía
con desquiciados ojos y la fuerza del búfalo.
No esperen a la Revolución
u ocurrirá sin ustedes,
Dejen de balbucear y hablen claro
con una nueva poesía abierta de par en par,
arrastrada a los lugares comunes de la sensualidad,
con otros niveles subjetivos
u otros niveles subversivos,
con un diapasón en el oído interno
para sacudir los cimientos.
Su propio y dulce Yo aún canta
por más que pronuncie «la palabra en-masse».
La poesía es el medio de transporte
que lleva al público
a lugares más elevados
de lo que otras ruedas puedan cargar.
La Poesía todavía cae de los cielos
a nuestras calles todavía abiertas.
No han levantado aún las barricadas,
las calles todavía palpitan en los rostros,
en los encantadores hombres y mujeres que por ellas pasean,
aún hay hermosas criaturas por todos lados,
en los ojos de todos el secreto de todos
sigue enterrado ahí,
los hijos salvajes de Whitman aún duermen ahí,
despierten y canten al aire libre.


Este artículo se publicó originalmente en el Nº 19 (febrero de 1977) de Ajoblanco y ha sido cedido para su lectura online en STIRNER por Pepe Ribas, fundador de la revista. La presente versión revisada, del 8 de septiembre de 2023, corre a cargo de Adriano Fortarezza, incluyendo la actualización de la traducción original de Isabel Estrany.

Este artículo se publicó originalmente en el Nº 19 (febrero de 1977) de Ajoblanco y ha sido cedido para su lectura online en STIRNER por Pepe Ribas, fundador de la revista. La presente versión revisada, del 8 de septiembre de 2023, corre a cargo de Adriano Fortarezza, incluyendo la actualización de la traducción original de Isabel Estrany.