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ARTÍCULO

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DICIEMBRE 1977

Comunas

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AJOBLANCO

Desde sus inicios AJOBLANCO ha intentado potenciar o fotografiar las comunas que han aparecido por el país. Hoy sabemos que la palabra misma COMUNA está harto desprestigiada y confusa. Pero continuamos creyendo en lo que su ámbito encierra. Son muchas las experiencias truncadas, las que ahora mismo imaginamos. Solos. En grupo. Dentro de poco, tal vez, las plantearemos como alternativa al municipio. Abiertamente. Para transformarlo en la comuna de Tudela, Albarracín o Écija. En todo su abanico de facetas. Por el momento la comuna está, más o menos, como estas páginas la pintan.

Índice

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Prólogo: Movimiento y crítica comunal

¿Qué fuerza impulsó al movimiento comunero? ¿Quién lo paró? ¿Por dónde anda? Eso, amigo, lo sabe el viento. Nosotros le hemos pillado algunas notas. Parcas, pero significativas. Incompletas, pero clasificadoras. Las comunas, entre la utopía y la realidad cotidiana, son viento que tiende al huracán.


Movimiento de comunas

A finales de los sesenta y principios del setenta el movimiento comunero empezó a desarrollarse en España con sus perfiles actuales, si bien de manera bastante difusa y un poco como reflejo casi mimético de lo que por entonces estaba pasando en América y Europa Occidental. Podríamos hablar tranquilamente de fracaso, en este primer intento, si no fuera por las valiosas experiencias de tipo individual que aportó a todos los que en él se vieron envueltos. El caso es que, bien porque no tuvo en cuenta las especiales circunstancias de nuestro país, o bien porque nunca llegó a adquirir conciencia de su propia fuerza como movimiento, la experiencia no llegó a desarrollarse. Sirvió para sentar las bases de lo que más tarde iba a venir. Los protagonistas de este primer momento fueron casi exclusivamente «hijos de la burguesía» profundamente descontentos con su modo de vida tradicional. Las primeras comunas se configuraron, así, como lugares de encuentro y autodefensa que, poco a poco, por las durísimas condiciones represivas de aquellos años, acabaron marginándose cuando no se desintegraron por sí solas, deshechas por la acción conjunta de padres y policías, combinada con las propias contradicciones internas y la ausencia de planteamientos mínimamente claros.

Hace un par de años el movimiento está resurgiendo con fuerza y la vida comunitaria es contemplada como alternativa posible por un número cada vez más elevado de gente. Desde el simple piso de estudiantes hasta los comuneros que se proclaman «marxistas-leninistas», pasando por autónomos, anarquistas, tántricos o «artistas», todos estos y muchos más, y la combinación de algunos de ellos, dan origen a las más complejas y diversas manifestaciones de vida comunitaria.

Definir, pues, la comuna, precisar su concepto y su práctica cotidiana, se plantea como una tarea harto complicada y fuera de lugar en el contexto de este dosier. Aquí, y hoy, sólo ofrecemos unos materiales en los que se constatan los rasgos que, a nuestro parecer, potencian el actual resurgimiento comunero, prescindiendo de anécdotas y narraciones fáciles. Y constatamos en ellas y, en primer lugar, un rechazo a la sociedad capitalista, un rechazo que se concretiza sobre todo a nivel de modos de vida. Son pues anticapitalistas. En segundo lugar, unas ansias de solidaridad, de vida en grupo y apoyo mutuo. Conceptos éstos muy repetidos por los grupos comunitarios.

Rasgos que hallarás repetidos a lo largo del dosier. Como sintonía. Y que queremos dejar fijados claramente en ese par de notas iniciales.

Sin más, te dejamos ante un esbozo de crítica. Entre muchas otras posibles.


Sobre la actual limitación comunera

Lo que busca una nueva cultura es una experiencia total, y obviamente esto
no puede llevarse a cabo mediante la exclusión. Una comunidad que no incluya
viejos y niños, trabajadores manuales e intelectuales, gente excéntrica y
gente convencional, etcétera, no es una comunidad, sino la misma clase de
monstruosidad truncada y deformada en la que vive hoy la mayoría de la gente.

—Philip Slater, La soledad en la sociedad norteamericana

Lo que busca una nueva cultura es una experiencia total, y obviamente esto no puede llevarse a cabo mediante la exclusión. Una comunidad que no incluya viejos y niños, trabajadores manuales e intelectuales, gente excéntrica y gente convencional, etcétera, no es una comunidad, sino la misma clase de monstruosidad truncada y deformada en la que vive hoy la mayoría de la gente.
—Philip Slater, La soledad en la sociedad norteamericana


La comuna, según la opinión generalizada, puede desarrollarse como auténtico laboratorio o centro experimental de comportamiento que asume los primeros ensayos torpes de una estética de la cotidianidad. O, lo que es lo mismo, una práctica de la imaginación no sublimada ni especializada. Fuera de la «pequeña libertad» comunal es difícil que existan los experimentalismos políticos, eróticos…, que aspiramos en su radicalidad. ¿Por qué? Creemos que en el interior de la comuna se puede vivir otro orden, establecer prioridades distintas, transformar personas y relaciones y realizar in vitro la revolución de los usos y costumbres como condición para una revolución más profunda. Para una revolución social. Pero, como ocurre en los experimentos de laboratorio, la experiencia comunal refleja hoy, de un modo exasperante, la propia estructura del grupo. Y aquí se quedan, limitadas e impotentes. Y aquí se quedan con un parecido demasiado excesivo con la realidad exterior. Sin una diferencia subversiva.


Leo, esto y algo más en La estética y sus herejías de X. Rubert. Las comunas, formadas por gente de análoga edad y clase social, reproducen frecuentemente el esquema de las reservas donde encontrarse con gente como ellas en un medio natural, olvidando que el desorden y la diversidad, la coexistencia de lo contradictorio y conflictivo es generador de dinamismo y vitalidad. Evitarlo, en la reserva comunal, conlleva un estilo de vida empobrecido y carente de innovaciones disruptivas. Las comunas, así y por experiencia, tienden a convertirse en unidades funcionalmente segregadas e internamente coherentes, dedicadas, ante todo, a preservar la identidad del grupo. Aspectos estos potenciados en la comuna rural, mayormente.

La comuna, por todo ello, se nos antoja como una caricatura o réplica estilizada de la estructura social que pretende romper como alternativa celular. Estaríamos, con todo, dispuestos a admitir su segregación y homogeneidad como condición funcional o como un medio para la renovación política en la K II de Berlín o teatral como en un Living y similares. Pero la comuna como fin, como conquista, no parece una trampa. Una encerrona. Los que conocéis experiencias comunales, podéis analizarlas, si place, en este sentido. Con todo, y si fuera cierta la ley de Pareto, según la cual «un movimiento o tendencia adquiere su máxima intensidad justo en el momento anterior a su cambio general de dirección», esa acentuación en las comunas de los rasgos estructurales de nuestro medio social podría tomarse como síntoma de un cambio que se avecina. Y del que estamos convencidos. Cambio que sólo podrá realizarse si la comuna deja su marco de laboratorio o de instrumento de trabajo y, flexibilizando sus fronteras, introduce en ella el desorden y la complejidad. En otros términos, se inscribe en un marco más rico y menos puro: el pueblo, la ciudad…

Dejamos aquí la crítica en estado puro. Lancémonos, ahora, a la realidad comunera que, para una mejor flexibilidad en la confección del dosier, hemos dividido en rurales y urbanas, no por creer que posean una problemática distinta, sino por una mayor comodidad de intereses. Las comunas, muchacho, a pesar de todo, pues, anda. ¿Qué más podemos pedir? Sólo el que decidas tu alternativa en grupo y andes a su lado. Con todos sus defectos.


Comunas urbanas

Los que hemos confeccionado esta parte del dosier llevamos bastante tiempo viviendo en comuna. Decidimos, ya de un principio, no realizar un trabajo de «despacho» y optamos por un sistema totalmente aleatorio. Después de algunas semanas disponíamos de buen número de horas de conversación grabada, diarios de algunas comunas, papeles sueltos y cantidad de rato pasado en distintas comunas. Nos hemos limitado, simplemente, a ordenarlo. Pero nos ha faltado espacio. Hubiéramos llenado un Ajo entero y más. Quizá no sea muy sintético ni coherente, pero consideramos es la mejor manera de trabajar, la más real, la menos fantasma… Tampoco es exhaustivo. No lo hemos pretendido. Tan sólo hemos querido iniciar una tarea que esperamos se irá desarrollando en Ajos venideros, cuando otras comunas se decidan y hagan algo parecido.


Una comuna llamada Anastasia

Ésta es una de las primeras reuniones que tuvimos, a la que bautizamos con el nombre de Anastasia. Se realizó en una comunidad del barrio de Sagrada Familia de Barcelona. Estábamos siete. La conversación surgió a partir de plantearnos preguntas del tipo. ¿Cuál es el origen de la familia? ¿Cuál es su lógica interna, su necesidad profunda de existir? ¿Cuál es su realidad? Éstas son algunas de las opiniones que configuraron el ambiente.

JOSE: Nosotros no es que tengamos las ideas muy claras sobre este tema, pero hemos llegado a algunas conclusiones que creo nos han servido bastante para orientar nuestro proceso comunitario.

En primer lugar la familia no es algo universal ni estable. Es una institución en continuo cambio, íntimamente relacionada con la sociedad en la que está inmersa, de modo que podemos decir que cada sociedad «crea» el tipo de familia que necesita para su mantenimiento y reproducción…

JAVIER: Aquí es necesario que expliquemos lo que entendemos por reproducción. La reproducción implica que a cada generación de individuos se le inculque no sólo una escala de valores, unas ideas, una concepción del mundo…, sino que a un nivel más profundo implica la creación de una estructura psíquica, de una manera de ser que es específica de cada sociedad y que es la que el sistema necesita para su supervivencia. Una vez creada esta estructura psíquica los individuos reproducen el sistema sin muchas complicaciones. Reproducen sus instituciones (familia, religión, formas educativas…), sus sistemas de explotación y dominación… Vemos pues que existe una íntima relación dialéc…

EMILIO: Antes de seguir adelante quisiera relatar, porque me parece muy importante para tener más claro lo que significa el proceso de creación de una manera de ser, las experiencias de Ana Freud en los hospicios ingleses durante la Segunda Guerra Mundial. Ana Freud observó un retraso en el desarrollo de las capacidades intelectivas y en el habla en los niños del hospicio en comparación con los niños de familia. Para solucionar esto creó una serie de familias «artificiales» que consistían en asignar unos cuantos niños a una sola cuidadora que pasaba a ocupar el papel de madre. Los cambios que se observaron en el comportamiento de estos niños, con respecto a antes de la creación de las familias, son muy aclarativos:

Los niños que antes jugaban en común y poseían, más o menos, los juguetes en común, jugaban ahora solos. Apareció, conjuntamente, un sentimiento muy agudizado de posesión de juguetes, de tal modo que no permitían que nadie los tocara aunque no los estuvieran utilizando en aquel momento, un sentimiento de posesión de la «madre» que hacía que el niño no permitiera que su «madre» atendiera a otro aunque estuviera totalmente descojonado y desangrado. Cuando esto ocurría hacía todo lo posible para atraer la atención sobre sí, lloraba, pataleaba, tiraba objetos al suelo… Por otra parte, la introversión que ya se manifiesta en el hecho de jugar en solitario, se hace también patente cuando personas «extrañas» visitaban el hospicio. Si antes los niños mostraban una actitud abierta y establecían inmediatamente una relación espontánea, ahora se mostraban tímidos y huidizos.


Ana Freud no saca ninguna conclusión de estos hechos, pero está clarísimo. El tipo de relación que se establece, madre-hijo, en una familia monógama crea una manera de ser socialmente retrógrada, sumamente reaccionaria. Los niños antes eran sociables, no posesivos, abiertos. Después de la creación de las familias su carácter toma la típica forma burguesa. El problema del lento desarrollo de las capacidades intelectivas era debido al poco contacto con adultos…

JOSE: W. Reich llega a parecida conclusiones basándose en los estudios antropológicos de Malinowski. Cada tipo de familia crea un tipo de carácter. Un tipo de familia patriarcal-monógama. Crea un carácter agresivo, introvertido, insociable. Una familia de tipo matriarcal crea un carácter abierto, natural, sencillo…

ANA: De lo que habéis dicho es fácil sacar la conclusión de que la familia tal como se desarrolla actualmente es incompatible con el socialismo. La sociedad socialista requiere otra estructura psíquica, como la llamáis vosotros, que la familia no proporciona. Es, pues, socialmente reaccionaria. Necesitamos buscar nuevas alternativas. Creo que en las comunas estamos en este camino…

JAVIER: Siguiendo con lo que decía antes, que aunque me habéis cortado me parece muy interesante, existe una íntima relación, dialéctica, entre familia y sistema social y ya que estamos en esto, entre estructura psíquica y sociedad… Debida a esta íntima relación hemos de ser perfectamente conscientes de que el núcleo de la cuestión reside en la supervivencia del sistema capitalista. Todas nuestras acciones, si no tienen en cuenta la necesaria destrucción del sistema capitalista, son perfectamente estériles, por mucha psicología y antropología que utilicemos…

MAITE: Perfectamente de acuerdo, en lo de la destrucción del sistema, pero creo que tanto la antropología como la psicología, como en general cualquier verdad teórica, sirve para orientar nuestra práctica, porque la verdad es revolucionaria en sí misma.

NARCIS: Podíamos cuestionarnos las mismas preguntas pajas que sobre la familia se había hecho antes José. ¿Cuál es la necesidad profunda de existir, su lógica interna? ¿Por qué cogen fuerza precisamente en esos últimos? ¿Por qué nuestros padres no se cuestionaron esta forma de vida? ¿Son más tontos que nosotros? ¿Ha sido un nuevo tipo de radiación solar la causante de esta situación? ¿La época de Acuario? ¿Es necesario que nos hagamos estas preguntas?

De todas formas intentaré explicar las ideas que tenemos sobre el tema. Nosotros lo situamos en la pérdida de la capacidad que tiene el sistema capitalista para reproducirse, al menos de la forma en que lo ha venido haciendo hasta ahora. Estamos ante lo que se llama una situación de crisis. Una crisis que afecta a la totalidad del sistema. No vamos a hacer un análisis de la crisis ahora, pero sí decir que esta situación afecta sobre todo al individuo. El sistema ha perdido capacidad de imponer su ideología. Esta situación puede producir gran inseguridad, desorientación, suicidios, desesperación. Éste es un hecho real. Hay mucha gente jodida por el mundo…, mejor dicho, estamos todos bastante jodidos, pero a pesar de todo algunos lo vemos como un hecho positivo, podemos permitirnos el «lujo» de hacer comunas, de iniciar o al menos plantearnos una vida sexual más libre, más rica… y en general un tipo de relaciones humanas más dichosas… Estamos en una situación que nos permite pasar bastante de las normas y de la moral burguesa, de su ideología… Nuestros padres, en general, no han tenido esta suerte.


JOSE: En resumen, estamos en una situación de crisis, muy rica en contradicciones, pero esto solo no marca el rumbo de la historia… Concretando en lo de las comunas, no podemos decir que debido a la situación social y a la crisis de la familia, surjan comunas como setas. La situación de crisis abre una serie de posibilidades, pero no determina las formas que se adoptarán a partir de ahora. Se puede optar por el rollo individualista-desesperado-suicida, por el individualista-escéptico…, se puede acabar totalmente integrado u optar por la vía revolucionaria, por la solidaridad, el apoyo mutuo, la vida en grupo…

Sin embargo, hay otro hecho del que no voy a analizar las causas para no entrar en una polémica demasiado ardua. Me refiero a que están surgiendo unas ansias de solidaridad y de cooperación que se manifiestan en las formas de lucha que se dan en los barrios, en donde los vecinos luchan solidariamente por solucionar unos problemas comunes, falta de escuelas, guarderías, mejoramiento de las condiciones de vida del barrio… en la importancia que tienen las asambleas en las luchas obreras. Es una sensación que se palpa. Una necesidad. Las comunas participan de este hecho, de esta necesidad de vida en grupo, de apoyo mutuo… Es en el fondo lo que las hace surgir y todo parece indicar que son una alternativa válida en el futuro y que puede que surjan como setas.

ANTONIO: Un punto que hemos de tener muy en cuenta es la enorme capacidad que hasta ahora ha demostrado el sistema capitalista de integración. El sistema puede integrar las comunas y hacer al menos que no le incordien mucho, con lo que pasarán de ser un elemento revolucionario a ser un elemento totalmente reaccionario, pues les servirá de válvula de escape. Le solucionarán problemas. Los problemas que ahora plantea tanta gente descontenta con su forma de vida. Y ojalá le salgan muchas… (Ojalá para el sistema, claro).

ANA: Yo no creo en la posibilidad de integración de las comunas. Si así fuera las que pudieran sobrevivir serían de tal modo deformadas que de comuna sólo quedaría el nombre. La vida en comuna implica una potenciación de un tipo de relación, de ayuda mutua, de solidaridad, que si se quedan encerradas entre los miembros de la comuna es una situación totalmente absurda. Es un hecho que ha de transcender necesariamente fuera de la comuna, en el barrio, en la fábrica y en todos los actos de nuestra vida cotidiana, donde sea que nos encontremos. Las contradicciones que se plantean han de conducir a ver clara la destrucción del sistema capitalista, llevando a cabo una labor de concienciación…

La conversación continúa. Muy alta. En un clima en el que se refleja que la teoría está unida a la práctica. El debate, a la vida cotidiana.

Comunas urbanas, ésas, que saben por dónde dirigen sus tiros.

La reunión anda caldeada. Las comunas no son un reducto folklórico donde lo bonito es el porro, el rollo sexual, las frivolidades de cualquier tipo… La comuna tiene una base sólida. Sus gentes son personas con cabeza. Basta, pues, de considerar la comuna como un antro. La vida en la comuna tiende a su plenitud. Sexo, droga, política, vida cotidiana…, son tratados de una manera alternativa. O eso se pretende.


Cuatro comunas en torno a una mesa

Una conversación más. Ésta, mucho más deshilvanada. Estamos en una comunidad del Casc Antic de Barcelona. Una sábado por la tarde. La calle llena de gente mirando tiendas. No se compra porque no hay dinero. Aquí somos unos veinte. De Nou Barris, la Sagrada Familia, Lesseps, Casc Antic. Comunas que ya funcionan. Hablamos. Sobre la historia y objetivos de cada comuna. Explotan las diferencias ideológicas. Las comunas son plurales. En todos, y contra el mal rollo que a veces se insinúa, la voluntad del diálogo. Aquí, algo de aquella tarde. Muy poco. Algunos opinaron que no sirvió de nada. Otros que ordenamos un poco nuestras ideas. Tú, que ahora nos lees, ¿qué?

MIGUEL (Casc Antic): Creo imprescindible sentar unos objetivos mínimos para la democratización. Creo que éste se da en todas las comunidades, incluso entre las más tontas. [Risas y abucheos]. En esto se diferencia con mucho de la familia. En todos los procesos comunitarios lo primero que se da es una democratización, una igualdad. Se rompe con la jerarquización típica. Puede ocurrir que en ciertas comunidades surjan otros tipos de jerarquización: burocrática, tecnocrática o ideocrática (cuando uno tiene «más» ideas que los demás y se pone por encima). [Más risas y abucheos]. Pero en principio se rompe con la jerarquización formal de la familia. Entonces éste es un objetivo. El otro es la apertura… en principio las comunidades no se plantean ser cerradas. No es como la familia, cuyo primer planteamiento es engrosarse sólo a base de parir hijos. No hay en general ninguna familia que acepte miembros exteriores, mientras que cualquier proceso comunitario suele ser abierto. Nosotros lo somos, somos abiertísimos. La única limitación que tenemos es el piso y otras limitaciones de tipo… lucha contra el individualismo. Con la gente individualista estamos en principio a ver qué pasa…

PEPE (Casc Antic): Como el Arias Navarro, «apertura y democracia…».

ANTONIO (Nou Barris): Bueno, pero de izquierdas, ¿eh?

MIGUEL: También está el objetivo del apoyo mutuo…

Reunión tumultuosa. Veinte personas ante un cassete es un abuso. Una invasión a la técnica. E insinuamos un tema que vuela por la sala: la integralidad. ¿Qué es eso? ¿De qué se trata?

ANTONIO: Integralidad para mí es un concepto que significa lo mismo que globalidad, pero se tiene que explicar el origen. El concepto de integralidad surge de la lucha de clases. Integralidad significaría la no división de la lucha política, la lucha reivindicativa, la lucha defensiva y la propia vida. Históricamente el movimiento obrero, cuando ha desarrollado la integralidad ha sido cuando ha puesto en práctica la democracia directa, la democracia obrera. Cuando no ha parcializado la lucha. Cuando no ha luchado en el terreno sindical por unas reivindicaciones y se ha tenido que meter en un partido para luchar políticamente, etc… La clase obrera en un momento de concienciación bastante álgido lucha de una manera integral y pone en práctica la democracia directa, lo cual significa establecer unas alternativas que son totalmente integrales y completas frente al sistema capitalista. Es decir, no ha de haber una escisión entre vida cotidiana e ideológica, teoría y práctica.

JOSE MARÍA (Nou Barris): El sistema capitalista domina todos los ámbitos de nuestra vida, el político, el económico, el social. Está incrustado en todas partes. Para luchar contra él no lo podemos hacer en su terreno, reproduciendo sus esquemas, sus organigramas, sus jerarquías, sus intentos de parcializar cada vez más nuestras vidas. Lo hemos de hacer a través de una organización (?) que dé una respuesta global y esta respuesta se sitúa en el terreno que marque la clase obrera y no en el que marque la burguesía.

MIGUEL: Bueno, en principio estoy totalmente de acuerdo con la integralidad. Por lo que he visto es un objetivo externo…

DOLORES (Nou Barris): Yo iba a incidir precisamente en este punto. Hasta ahora se ha tratado este concepto a un nivel muy político, muy fuera de la vida cotidiana. Me parece que este concepto de integralidad hay que aplicarlo a la vida cotidiana de cada persona. Por ejemplo, si yo estoy en contra de la propiedad privada, no puedo estar luchando solamente allá pintando una valla. Tengo que luchar también en mi misma persona contra la propiedad privada. Esto me lleva a una profundización de que no me puedo apropiar ni de las cosas ni de las personas (aquí yo lo centraría en lo de la pareja tal y como se entiende). En lo de la lucha de clases pues, igual. Veo que puedo luchar solamente en la fábrica o en el barrio. Veo que yo también reproduzco estos mismos vicios, esquemas, en mi persona. Entonces los ataco y lucho.

FERRAN (Nou Barris): Y es que además de la forma que lo ha concretado ella, a nivel individual, me parece que entonces queda bastante claro cómo se puede aplicar a la vida en común, en lo que se refiere a la pareja. Estamos por la disolución de ésta porque tal y como se entiende normalmente es una posesión. Es decir, implica una propiedad privada. Otro problema es el de la división entre pensantes y ejecutantes. En la comuna se decide todo en asamblea.

MIGUEL: Yo lo que quería decir es que estoy todavía más de acuerdo al pasar el concepto de integralidad al plano personal, interno, de funcionamiento. Nosotros hemos venido funcionando (lo he pensado ahora, no es que lo hayamos discutido, al ver lo nuestro retrospectivamente) en base a dos ejes, que se relacionan mucho con lo que habéis dicho: 1° No a la propiedad privada. 2° No a las clases.

Relacionado con lo primero está el apoyo mutuo que está en contra del personalismo y del individualismo, un apoyo mutuo en todos los sentidos, una colectivización, que consiste en romper con el personalismo aislante, con el que cada uno soluciona sus problemas. Todo lo contrario, vamos a una puesta en común de los problemas, a la solidarización afectiva. Para desarrollar todo esto llevamos una práctica que pasa por poner toda la ropa en común, no personalizar ningún rincón de la casa, ningún objeto. Son funcionamientos concretos de cara a potenciar este apoyo mutuo y esta solidaridad en todos los aspectos. Somos conscientes de que nos falta mucho por recorrer. Por otra parte nosotros no partimos de ideales, sino de hechos reales, de considerarnos no como entes abstractos, sino como individuos con unas necesidades de solidaridad y por otra unas necesidades creadas de individualidad. Entonces, en nuestra comuna, existen parejas que no podemos romper porque es imposible romper con la historia por las buenas, ya que causaría más traumas que beneficios. La rotura, por lo menos en este sentido, hacia una nueva situación ha de ser paulatina. Estamos por la rotura, pero no vemos las posibilidades en este momento de ejecutarla. Entonces reconocemos que este eje de apoyo mutuo queda cortado porque hay necesidades individuales, sobre todo en el terreno sexual, propiedad privada en el terreno individual.

El otro eje es el de la democracia, que viene relacionado con el vuestro de no a las clases, democracia que no es sólo democracia hablada en las asambleas, sino que pretendemos una democracia total de participación… Para desarrollar este aspecto hemos creado el diario, las asambleas…

ANTONIO: Me estaba dando cuenta de que en nuestras asambleas ha habido como un análisis común de todos, de las reacciones que hemos tenido en cada momento, de cómo hemos reaccionado a un nivel afectivo, y en ellas hemos tenido en cuenta posturas subjetivas, es decir, que se ha tenido en cuenta que cada persona tiene una subjetividad, que cada uno de nosotros posee unas necesidades muy concretas que pueden entrar en contradicción en determinado momento con las necesidades de la comuna, o con las necesidades de un miembro en concreto. No solamente hemos aplicado unos criterios objetivos, porque al fin y al cabo la objetividad a secas es muy burguesa, es un razonamiento burgués que es asqueroso… Decía todo esto porque me parece muy importante… el llegar a bastante profundidad en las asambleas te va dando mucha confianza, te quita los tabús, te quita los miedos, incluso rompe todo este respeto que hay… no sé como decirlo… de idolatración, de adoración… por ejemplo del tío que habla mejor, del tío que sabe más… ves que a nivel subjetivo, a nivel de necesidades, es un tío normal, un tío humano, lo ves igual que tú, es decir que puedes contrastar y romper un poco el mito.

DOLORES: No sé a qué viene todo esto… [Confusión intranscriptible]

ANTONIO: … A mí me ha parecido un valor a resaltar, un punto bastante importante. Muchas comunas se van al carajo debido a que se han producido unas tensiones, unos vicios que, porque no se han hablado y tratado muy a fondo, han ido creando una dinámica… y al final rompen por una cosa que te parece increíble, por una anécdota, pero que resulta que no es una anécdota (¡coño!, sino que esto ha hecho que se produzca el crac definitivo de toda una raja enorme que había…

Nosotros hemos sacado la conclusión de que debemos tratar las cosas bastante a fondo, las reacciones personales que tenemos, cómo nos comportamos… y todo esto teniendo en cuenta los dos factores: el objetivo, que todo dios puede ver, y el subjetivo de comprender por qué un tío ha reaccionado así…

MIGUEL: De hecho en Trafalgar nos ha ocurrido exactamente lo mismo. Por una serie de hechos concretos llegamos a la conclusión de discutir abiertamente, sin que nadie quedará al margen cualquier tema, de tratarlo a fondo…

PEDRO (Nou Barris): Yo quería matizar que para que se dé esta profundidad es fundamental que exista una comunicación y una afectividad entre estas personas, que no sea simplemente un lavado de cerebro, un desahogo…

MIGUEL: Desde luego, creo que a nosotros nos ha beneficiado mucho la discusión en asamblea. Hemos notado una diferencia muy grande, por ejemplo, en el caso de las parejas. Entre discutir nuestros problemas particularmente y poder hacerlo en grupo, en el que todo el mundo participa. Las soluciones siempre son más ricas y tienen más base.

Yo, por ejemplo, con lo de la coordinadora de comunidades tengo la esperanza de que los resultados de cualquier discusión van a ser más objetivos que los de cualquier comunidad que puede encerrarse en sí misma sin darse cuanta.

Parejas, lucha directa, apertura, sinceridad, asamblea… y otras palabras formarían un diccionario, si no vívido, sí absolutamente preocupante por el abanico de cuatro comunas reunidas en torno a una mesa.


Conclusión a las urbanas

Si las comunas son una alternativa realmente válida lo han de demostrar en su práctica cotidiana. Dejamos para Ajos venideros el tratar los problemas con los que cada día se encuentran; lo que hasta ahora se ha conseguido, la sexualidad, los niños…

Y sólo decir que la contradicción principal con la que se encuentran las comunas es el intentar llevar a cabo una vida en grupo solidaria cuando todos poseemos la manera de ser propia de la sociedad burguesa, egoísta, insociable, introvertida…

Creemos que de aquí derivan todos los problemas con los que se enfrentan las comunas. También es lo que las hace avanzar hacia nuevas formas de entender la vida, el ser humano, el amor, la sexualidad… hacia nuevas formas de SER.

Formas totalmente desenmascaradoras del sistema burgués, «elementos de separación y distinción consciente», en total contradicción con la globalidad del sistema en lucha continua para la realización de la libertad, anticapitalistas, las comunas urbanas están aquí. Funcionan. Estas dos conversaciones urbanas nos manifiestan, a las claras, que el motor comunal está en marcha. Y la experiencia, con todas sus limitaciones, así lo confirma.


Comunas rurales: …carde usted mismo estas lanas
FIRMA, TUYA: LA COSTURERA DEL AJO

Y ya estamos otra vez con la lata del campo, la vaquita, el dulce despertar con el pajarito metido en la oreja y la alienación. Mira. No sé qué decirte. Sólo que en Ajo recibimos cantiduvi de cartas de gente que se marcha a comunas rurales. Como huida, programa misional, interés por encontrar una forma de vida más acorde con nuestro cuerpo… Lo que sea. Y hay docenas de comunas rurales que empiezan. Centenares que se van al traste. Algunas parejitas que se quedan. Y algunas que, contra todo y contra todos, funcionan. Como Agustina de Aragón frente al Ejército del Consumo.

Esto, no te preocupes, no será una paliza teórico/masturbática sobre el campo. Te ofrecemos sólo documentos. Que tu coco funcione y haga brotar la palmera de lo que es y no es, lo que puede ser y será o no será, la comuna rural. Tú mismo constrúyete la paliza que todo artículo siempre conlleva. Carda estas lanas.


1. Los anuncios

Hay gente desinteresada.

A los que buscáis un lugar para instalar vuestras comunas rurales, creo que esto os puede interesar. En la comarca del Pallars, en los Pirineos de Lérida, existen gran cantidad de casas (bordes), e incluso pueblos enteros, totalmente deshabitados. Pueblos a los que se llega por carreteras muy malas y en los que hasta hace un par de años aún vivían gentes. Estas casas deshabitadas se podrían utilizar perfectamente sin demasiados problemas. Estos lugares, pienso yo, pueden ser excelentes para vivir, trabajar la tierra y sentirse en armonía con la naturaleza. Algunos de estos pueblos son: Solans, Lendo, Mallolis, Junyent y algunos más. Si podéis, daros una vuelta por allí y hablad con la gente.

Otros que andan locos no buscando sitios sino gente. Puedes constatarlo en cualquiera de nuestras CLOACAS. Con vehemencia y desespero algunas:

Queridísimos hermanajos: Somos dos tíos y una tía formales y serios y ya entraditos en años osease de 21 a 23 años. Queremos, pedimos, rogamos, sitio y trabajo en una comuna. Si sabéis de alguna mandarnos información. Queremos irnos al campo solos o juntos. Creemos que es la única alternativa posible en estos momentos para nosotros. La ciudad nos ahoga, nos mata y estamos deseando encontrar una posibilidad para salir de ahí. Aparte de mandarnos información, queremos que estractéis esta carta y pongáis un anuncio en el Ajo anunciando nuestro deseo a todos los que puedan oírlo y ofrecernos algo. Por favor, lo necesitamos urgentemente, pues calculamos que no resistiremos aquí más allá de agosto.

Perdonar las faltas pero soy nueva en esta máquina y en tantas otras. Para vosotros, compañeros del alma, compañeros:

«Porque amamos el fuego» / y la luz, y el agua y la amatista / y sus bellos colores que relucen / y brotan de la fuente de luz.

Porque creemos en el amor y en la vida / derramándose plena por entre la espesura / de estos y no otros bosques.

Porque estamos solos y necesitamos / un amor pleno que fecunde / hasta el último grano de la tierra.

Por eso y mucho más / el deseo nos empuja a buscar / la utopía en esta tierra / en estas manos, nuestras / en estas bocas y estos pequeños / e infinitos cuerpos, llenos de / VIDA.

Es sólo un ejemplo. Como este otro:

Somos un grupo de amigos que nos estamos ahogando en la ciudad. Queremos salir a respirar, formar una comuna rural, pero se nos presentan muchos problemas, y el más gordo es que no tenemos base económica. Os pedimos que nos deis toda clase de información sobre granjas autónomas, sobre pueblos abandonados… También queremos contacto con alguna comuna en funcionamiento». (Sigue dirección).


2. Los anuncios se transforman en realidad

Son muchos los llamados, pocos los elegidos. A algunos, como segmento de su vida, tes funciona. Quizá continuarán. En Oriente, recuerdo, la gente acostumbra pasar un tiempo de su vida en un monasterio librado al autoconocimiento. También, allí, algunos se quedan. Otros, se van.

Un buen día me pregunté: Por qué aguantar, si tienes ideas, ansias y estás asqueado de todo eso, por qué y para qué seguir. Me consideraba hijo del asfalto y de las cadenas. No sólo era el franquismo lo que me reprimía cualquier sentimiento. Yo mismo respiraba un aire de total impotencia. ¡Vueltas y más vueltas esperando arreglar la sociedad! Sí, muy bonito, utópico por supuesto, pero aquí no hay quien se aclare. Hemos llevado las cosas demasiado lejos. Tanto da democracia o fascismo. El caos y la mugre son mucho más profundos. No me interesa ya la sociedad, paso, me da náuseas. Me siento impotente por más que algunos se agarren a la ilusión de que la democracia o cualquier otro invento nos lo va a arreglar. Mi comuna, de acuerdo, también es una ilusión, pero ni tan siquiera la llamamos comuna. Mis alternativas, ya lo sé, no son una alternativa, pero mira, intenté crear muchas cosas y nada. Al final siempre pasa lo mismo. Individualismo total, todos somos genios, y todos tenemos razón sin escuchar más razones. Vencen las teorías autoritarias, los culturalismos y los fantasmas del pasado. Y me dije: me largo. Y aquí estoy, aislado, en un pueblo perdido con gallinas, higueras, una vaca y un huerto. Voy aprendiendo. Los campesinos de los cortijos cercanos nos han tomado afecto y nos ayudan. Nos transmiten sus conocimientos y vivimos. Es una vida sencilla, pero te sientes más humano. Tus preocupaciones son el tiempo, las simientes y los pollitos. Qué quieres. Vivimos en paz. Desconectados. Pero hemos conectado con el pueblo sin cultura, el pueblo llano. Vivimos 6 y no queremos a más gente. Todo está bien como está.

AROSA

Una experiencia personal. Como otras que conoces.

Otros, optan por otros viaductos.

Voy a tratar de hacer un pequeño resumen de quién somos, nuestro funcionamiento, cómo empezamos, la gente que somos, cómo estamos actualmente y qué pensamos hacer en un futuro.

Somos una comuna rural. Nuestra idea es hacer y vivir de la agricultura no como un planteamiento de subsistencia, es decir, autoabastecernos solamente, sino dar una alternativa obrera al campo planteándonos desde un principio una reforma agraria o mejor una revolución del campo.

Después de estar un año trabajando en tierras arrendadas, y no siempre la misma gente, decidimos comprar unos terrenos en Castellón. Nosotros somos de Alboraza (Valencia).

Eramos 6: 5 tíos y 1 tía. De ellos 4 éramos labradores, un tío era electricista y la tía maestra.

Estos dos últimos formaban una pareja. Planteamos en un principio que el tío y la tía aportaran el jornal de su trabajo fuera de la comuna a ella. La convivencia, en un principio, también era separada del resto, ya que sus puestos de trabajo quedaban muy lejos. Después nos dimos cuenta que este planteamiento no era posible pues quedaban totalmente desplazados del resto.

Para comprar los terrenos sacamos un crédito de 3 000 000 ptas. al 12 % de la Caja de Ahorros. El total del valor de los terrenos equivalía a 5 580 000 ptas. Eran 124 anegadas, o sea, 10 Ha. de regadío.

Lo distribuimos de la siguiente manera: 1 500 000 como primer plazo al vendedor de los terrenos, teniendo que pagar 500 000 cada medio año más interés del resto del capital al 5%.

El otro 1 500 000 lo destinamos a poner en funcionamiento la finca, pues estaba en muy malas condiciones.

Actualmente nos ha tocado vender unas parcelas. Alrededor de 20 anegadas para poder seguir.

Ahora somos 4 tíos. Dos estamos en la mili, uno en Barcelona y otro en Madrid.

Nuestro planteamiento sexual en un principio es de pareja, es decir, no creemos hoy viable para nosotros una comuna sexual a todos los niveles.

Disponemos de poco tiempo libre, puesto que la economía nos va muy jodida y nos toca currelar fuerte.

En un futuro pensamos trabajar el tiempo indispensable para cubrir las necesidades y destinar el resto del tiempo a hacer lo que nos dé la gana.

Todo ello para que veas que hay experimentos. Parcos.



3. De Interviú sobre problemáticas de integración

Subimos a por los montes con una lluvia fina. Lejos del pueblo, perdidos en una gran casa con tejado de pizarra, una comuna rural que termina. Una casa sólida. Con una arquitectura absolutamente adaptada el tiempo y sus moradores. Nos sentamos en una mesa.

Puedes hablar con gente que te acepte sólo un poco. Mucha gente se muestra indiferente. Algunos te repudian, pero no son muchos. En M… hay un bar y la gente se sorprendía de que cuando íbamos allí nos tomásemos un cacaolat o una cerveza. Les sorprendía que no tomásemos licores fuertes y drogas. Esto es lo que la gente cree. A veces hemos oído comentarios diciendo que los hippies no comen, toman pastillas… Supongo que se cuentan las clásicas historias de orgías y de drogas. Que somos perezosos y nos levantamos tarde. Que somos sucios y lo que quieras. Hay gente que te acepta e incluso te enseñan por ejemplo a ordeñar vacas, etcétera. Te enseñan, pero es a base de bajarse los pantalones y hacer buena cara, dar conversación, cuidar las relaciones públicas, de no bajar al pueblo vestido de hippie. Debemos intentar pasar un poco desapercibidos. Luego están las fuerzas reaccionarias del pueblo que si por ellos fuera, ya no estaríamos aquí. Por ejemplo, Dolors, que es una chica relativamente más normal que nosotros, está viviendo en un pueblo donde no hay maestro. Intentó montar un rollo para los niños pequeños hasta 7 u 8 años. Pues bien. Muchas familias se negaron a que “aquella desgraciada” fuese la maestra de sus hijos. Nosotros nos propusimos traer una maestra de Barcelona que viviese aquí y diese clases en el pueblo, aunque fuese gratis o a cambio de especies. Nos dijeron que sería ilegal. Y en el pueblo hay una escuela construida hace 10 años abandonada. Tenemos la idea de equipar al pueblo. Por ejemplo, aquí no hay médico. Queríamos intentar traer a algún médico. Pero probablemente la gente no aceptaría ponerse en manos de un médico que viviese con los hippies.

Pueblos del país. Que todos os han puteado. Gentes de la ciudad que han marchado hacia ellos con un mesías en el bolsillo. No. El pueblo es quien debe retomar su iniciativa marchita. No aceptan porque viven en el desengaño. Desconfían con razón.

Ir al pueblo en plan paternalista a intentar liberarlo porque nosotros venimos de ciudad no puede ser. Entre otras cosas porque a nosotros todavía nos falta mucho que aprender.

Nos falta todo. Porque la vida comunal, la cultura viva saldrá cuando la revolución social esté en marcha. Cuando veamos el sol alto y estemos dispuestos, en la plaza, sin amos ni forasteros, formando una anilla de creatividad y lucha, a marchar hacia una colectivización del saber y el trabajo. De los campos y el canto. De lo público y lo privado.

La gente joven del pueblo de nuestra comuna nada de nada. Prefieren las boîtes, el consumo. Un día me encontré a un tío joven en la tienda y estuve hablando con él. Estaban plantando pinos y algunas mujeres se apuntaron. Pues bien, el tío en cuestión nos dijo ante nuestro asombro que las mujeres lo único que tenían que hacer era quedarse en casa. Un tío de 21 años que diga eso… A otro nivel, cogimos a un tío en auto-stop que nos dijo que era estudiante y que cuando él tuviera coche no cogería nunca a nadie. Joder, el macho.

No sé, ya te digo, la gente joven nada o poco. Tendría que hacerse algo muy así. A lo mejor a través de cine. Hay pintadas extrañas, algo anarquizantes, pero poco más. Y esto en el pueblo grande porque aquí todos están con su TV, su casita y su frustre.

Comuna leridana

Estamos derrumbados. La experiencia de las comunas, tú sabes, es triste. La vida de un pueblo es cada día más lúgubre. De un pueblo rural. Y mientras tomamos un pedazo de queso y bebemos de leche recién ordeñada maldigo a quien truncó aquí todo lo que se hizo y me desespero porque no sabemos encontrar, otra vez, el arranque del motor.

Llueve. Más que nunca. Y la tierra es fértil.


4. Los tiempos cambian

Creemos que el hacer y deshacer de comunas, la problemática más ventilada, la mayor madurez de bastantes, va planteando las comunas rurales no como la casita y el huerto, sino como algo más alternativo.

La emigración al campo está perdiendo el aire místico e idealista del principio. Aquella aventura que era marchar tres, cuatro o cinco personas a vivir juntos en masías destartaladas con los campos y huertos sin cultivar desde años, cuatro trastos, mucha fe y unos conocimientos vagos y confusos sobre agricultura, está terminando. Empieza una nueva época. Ha terminado la huida de la ciudad. Si marchamos es para crear una nueva forma de vida. Una alternativa necesaria para demostrarnos que aún es posible conseguir un entorno en el que la deshumanización pierda fuerza y la relación con la gente vuelva a tener el sabor entrañable que ha perdido en las ciudades.

El momento político social también es propicio. El país está en crisis y todo el mundo sabe que una de las causas principales es el absoluto abandono que ha sufrido el campo en estos años; por lo tanto la represión policial y de entorno que sufrieron los primeros en marchar no puede ser tan evidente. Sobre nuestras espaldas pesan los fracasos propios y ajenos, pero algo hemos aprendido, y la cudad empieza a desmoronarse en sus contradicciones.

Tenemos en las manos un material que cinco años atrás no teníamos, toda una información que nos llega y que también se está produciendo aquí y que está al alcance de muchos de nosotros y cada día estará más cerca de todo el mundo: una serie de tecnologías blandas, alternativas radicales que no necesitan del técnico para estudiarlas y desarrollarlas y en las que sólo cuenta nuestra experimentación e imaginación.

Ahora es posible desarrollar unos proyectos más ambiciosos y realistas que los del principio.

Podemos construirnos nuestras casas. Terminó aquel peregrinar en busca de una casa en el entorno de acorde con tu rollo, con la incertidumbre de poder ser echado en cualquier momento. ¿Quién es el que consigue un contrato indefinido en una casa de campo? O con el problema del espacio. Encontrar dos o tres casas juntas para poder vivir un número elevado de gente es casi imposible. Hoy en día una casa construida por nosotros mismos con material de reciclaje o derribo, con materiales sobrantes de las empresas de construcción se puede llegar a construir por 200 000 o 300 000 ptas., tampoco tan difíciles de conseguir entre varia gente. Cuando el número es mayor las posibilidades se amplían. Es posible conseguir un buen terreno con bosque, pastos y agua lo suficientemente grande para contener varias casas con los servicios comunitarios incluidos. Tres o cuatro Ha., entre todos, no son tan complicadas de pagar. Los bancos dan crédito de hasta 300 000 pelas sin grandes complicaciones.

Por otra parte, el agua caliente, la calefacción, la refrigeración, la corriente eléctrica doméstica, el combustible para cocinar, los abonos para los campos e incluso la alimentación son asuntos que se pueden solucionar.

En cuanto a tinglados de subsistencia, la óptica debe de estar en consonancia con el proyecto. ¿Por qué renunciar a nuestros tinglados profesionales de la ciudad? ¿Por qué no tratarlos simplemente de otra manera? Desde un colectivo de lampistas, electricistas, carpinteros, paletas, etc, profesiones que el medio rural carece en cantidad, hasta conseguir instalar una imprenta donde se tiren un cierto tipo de revistas con una redacción adecuada o una asociación de gente enrollada en la medicina alternativa, acupuntura, hierbas, medicina natural, etc, o un colectivo de vídeo, o un taller de artesanía, o el cultivo de plantas aromáticas con su envasado y comercialización, o, con imaginación, tantas posibilidades como la solidaridad e iniciativa potencia; hay mucho campo por experimentar.

Toda esta serie de consideraciones se resumen en un objetivo: montarnos el tinglado de otra manera, asumiendo sus contradicciones, desde luego, pero sin volver a caer en el error de huir, largarse con lo puesto y a esperar que llueva…

Los tiempos cambian. Seguro. La meta, con todo, para nosotros no es la comuna como ensayo. Sino la comuna de toda la comunidad pueblo. La colectivización. El pueblo como estilo de vida con todo su dinamismo. Entre las montañas y con las montañas (Heidis, plus, abstenerse).


¡…Todavía!: Impresiones sobre un intento de comuna
FIRMA: DIEGO SEGURA, TALLER 7

Es difícil precisar cuándo se habla de COMUNAS. El mismo término no responde a una imagen netamente perfilada en su forma y contenido. ¿Qué entendemos por comuna…? ¿Empezamos por ahí..?

Prefiero, antes, hacer un breve repaso a mi memoria existencial de algunas deducciones que surgen (en mi impresión en estos momentos) sobre hechos vividos y relacionados con nuestra experiencia, nuestro intento… todavía.


Algo así como la primera fase del proceso

Por una necesidad de cambio decidimos abordar la experiencia comunitaria. ¿O ha sido por otras razones? No estaría mal que cada uno hiciera una lista de motivaciones. Pero… ¿se aborda el cambio?


Terapia

Refiriéndonos a nuestro país, castrado social y EXISTENCIALMENTE durante bastante tiempo, la comuna ha sido, es y será durante bastante tiempo una salida terapéutica, al menos durante las primeras experiencias. Tal como vemos las cosas, posiblemente durante aún los próximos 5 años todo el PAÍS necesita una enorme TERAPIA de GRUPO, una descarga de todo cuanto le ha oprimido. Esa libre expresión de sus energías internas acumuladas por la opresión social, individual y colectivamente deben salir y manifestarse, para que el individuo y la colectividad puedan entrar en una fase más relajada y realmente creativa. Es tan increíble como realmente preocupante la enorme falta de INICIATIVA, IMAGINACIÓN y CREATIVIDAD que se da en la mayoría, incluso en los «activos», es decir, en los que ya se han decidido a trabajar, a construir, a realizar su rollo. Por eso es muy importante observar el movimiento comunitario como un proceso colectivo, con una serie de fases encadenadas en cada uno de sus momentos o etapas de la experiencia.

Estas primeras fases de terapia suelen ser siempre las primeras experiencias, la mayoría de las cuales no se estabilizan, pero siempre son positivas para los miembros que las viven pues les ha resuelto, o cuando menos aclarado, muchos aspectos sobre sí mismos y el trabajo en grupo: sexo, afectividad, vida familiar o grupal en afinidad, pareja, autoresponsabilidad de trabajo libre, economía, preparación para la vida, capacidad de autosuficiencia, etc; son algunos de los aspectos que se evidencian con más fuerza.



Base común

La mayoría de estas experiencias se rompen, fracasan, pero no porque sea negativo el proceso terapéutico que se vive (lógicamente en las CRISIS CURATIVAS que se generan, con la convivencia y el trabajo, se desencadenan a veces procesos muy agudos de tensión emocional que a veces no se soportan), sino que creo obedece a una razón aparentemente secundaria, pero que es auténticamente VITAL, como la carencia de una columna vertebral psicológica del intento, una BASE común, en afinidad a todo el grupo que mantenga una CONEXIÓN SUPRAPERSONAL al proyecto y que ayude a cada uno a sostenerse, sin romperse con respecto al grupo, en los momentos más tensos de las crisis que siempre, inevitablemente, se producen. Si no existe esa columna vertebral (ideológica, religiosa, filosófica, económica, político-social, artística, etc), el grupo es algo muy frágil para echar raíces. No es por casualidad que todos los ejemplos que aún duran o han existido durante un mínimo de tiempo aceptable para considerar que la existencia ha tenido éxito y han cumplido alguna función social, colectiva, etc grupalmente han tenido una base común. La mayoría, generalmente, religiosa o filosófica. Esa base es, estructuralmente, INELUDIBLE a cualquier experiencia que pretenda su estabilidad y desarrollo posterior como forma social más abierta y amplia.

Como comentario podríamos añadir que esta fase primera, constituye una ALTERNATIVA A LA ALIENACIÓN o salud PSICOLÓGICA, auténticamente válida para romper cualquier dependencia o servidumbre de todos esos sistemas viejos y nuevos de EQUILIBRIO PSICOLÓGICO (ANTIPSIQUIATRÍA…) para aquellas personas más o menos normales, incluyendo el porcentaje de deformación de la dimensión natural que ya se considera normal. Aquellos son válidos y justificados sólo en el caso de individuos ya realmente patológicos y que se están constituyendo como COMUNIDADES TERAPÉUTICAS. Para la mayoría que estén más por la autogestión al organizarse en comunas de liberación PSICOLÓGICA, sexual, etc. considero que es la solución más real, válida y económica. Desgraciadamente, hay demasiada gente realmente tarada para que los nuevos psicoterapeutas se queden sin trabajo. Al final de esta fase te das cuenta de que el «PASAR DE TODO», diarrea mental de muchos que empiezan en el proceso, se consigue cuando te autolimitas, cuando te autodefines, encontrando tu dimensión, tus objetivos, en suma… tu IDENTIDAD. El seguir mariposeando es otra cosa.



Ordenarse y construir

Después de esta primera fase, aparece ya con más nitidez la necesidad de ordenarse un poco. Eso se manifiesta «cerrando» un poco la experiencia y el grupo (en principio todos estos intentos quieren ser ABIERTOS, sin exclusiones). La realidad impone la necesidad de la limitación, de que el núcleo base sea un núcleo definido y relativamente cerrado.

Es entonces cuando, ya con un criterio común, empiezan a ordenarse las cosas de trabajo, economía y, sobre todo, incorporación a la experiencia de nuevos criterios, no copias de los moldes clásicos. La reconstrucción del lugar es una buena experiencia para realizar en común. El enfoque grupal y social de la experiencia es algo vital que marcará definitivamente la marcha del proceso.


Los nuevos payeses. Rural no es solamente agrícola y ganadera

La necesidad de crear alternativas diferentes de satisfacer tus necesidades DEBE originar iniciativas diferentes de ordenación y resolución de estas necesidades. Esto viene a cuento porque la mayoría de los grupos que se asientan, por ejemplo, en el campo, se limitan a convertirse en los NUEVOS PAYESES (campesinos) copiando la estructura tradicional de las familias campesinas. Lo que varía es quizá la estructura interna de esa familia. Pocos grupos han creado alternativas originales. Una comunidad RURAL no debe ser, necesariamente, únicamente AGRICOLA, GANADERA y ARTESANAL. Se pueden crear en el mismo núcleo rural alternativas culturales, tecnológicas, productivas y sociales con respecto a la relación con los núcleos urbanos, mucho más vivos, más creativos. Vivir en el campo no es solamente convertirse en campesino, sino abordar abiertamente todas las posibilidades creativas, sensibles y directas que permite el VER LA NATURALEZA con otros ojos, a los seres humanos con otros ojos, a la VIDA con otros ojos. ¡Echarle IMAGINACIÓN a la cosa! ¡Vaya…!



Formación para la alternativa

No basta con la buena fe y las ganas para impulsar una experiencia. Cuando vas pasando algunas etapas como las anteriores te das cuenta de que es necesario saber, estar preparados.

No se aprende en cuatro días: el cultivo de la tierra, la albañilería, yesería, carpintería, cocina y las mil cosas que en la ciudad te dan resueltas aquí, las tienes que resolver tú. Un tomate o una patata tarda unos cuantos meses en formarse. En la ciudad basta con ir al mercado. Aprender todas las técnicas de supervivencia no contaminantes es una de las bases vitales de cualquier grupo.

Aprender sobre la marcha es duro y a veces sale muy caro. A veces, en el aprendizaje, se estropean gran cantidad de herramientas y materiales que cuestan lo suyo.

A todos aquellos que ya piensan en la alternativa, si aún están en la ciudad, les aconsejo que aprovechen para ir formándose. Todo será más fácil. Es tiempo ganado. Y economía de medios. Pero, a pesar de todo, hay que echarse al río. A veces un chapuzón imprevisto te enseña a nadar. Si uno se lo piensa demasiado, a veces no se zambulle nunca.


Epilogando

Son tantas las cosas que encierra una experiencia rural que hay que limitar el espacio tan sólo a unas cuantas cosas. ¿Existen realmente comunas funcionando?

Tendríamos que sentarnos a definir qué significa la palabra o concepto COMUNA y qué significa o se entiende por FUNCIONAR.

Lo que sí hay, ya, es mucha gente que se mueve, que se esfuerza, que va experimentando cosas, que no se conforma con lo que no le gusta, que prueba a cambiar… y se van haciendo cosas, se van dando algunos pasos.

Hay algunos que llevamos algún tiempo en esto. Muchos que siempre dudaron de que llegáramos muy lejos, cuando nos encuentran, aún siguen siempre preguntando: ¿Oye, vosotros estabais haciendo una comuna o algo así en el campo?, ¿no? ¿Todavía dura eso?

De verdad que nos da realmente mucho gusto poder contestar:

¡¡¡…TODAVÍA!!!


Cooperativas: El momento actual
FIRMA: FÉLIX CARRASQUER

¿Cuál es el sustrato de las cooperativas? ¿Cuál es su historia? ¿Son vigor del pasado o su vigencia revolucionaria todavía no ha sido experimentada? Frente a la opresión mercantil, creemos, sostén y lubrificante del Capitalismo, debe levantarse la cooperación con su actividad liberadora. Las comunas tienen, en este campo, un horizonte que recorrer.


Antecedentes

Desde la instalación de las comunas aldeanas pasando por las primeras guildas, las cofradías y hermandades del Medioevo, han existido siempre en España y en toda Europa manifestaciones muy diversas de cooperación y de ayuda mutua. Pero sólo a partir de Rochdale en 1844 se configura la idea de una cooperación homogénea que pudiera expandirse al mundo entero interesando a los pueblos en su afán de solidaridad y de paz.

Habiendo sido Inglaterra el país que organizó y difundió primero el moderno cooperativismo, fue allí, en el Congreso de Debry, 1882, donde surge el deseo de crear una Internacional de la Cooperación, que fue bien acogida asimismo por algunos delegados franceses. Previas las intercomunicaciones pertinentes, se reunieron al fin delegaciones inglesas, francesas, alemanas e italianas en Londres, en agosto de 1895, y se fundó la Alianza Cooperativa Internacional. Se definió la Alianza como «agrupación de la cooperación y del provecho común admitiendo en sus estatutos todas las formas de cooperación, tanto de consumo y de producción como agrícolas y de crédito».

El segundo Congreso de la ACI se celebró en el Museo Social de París el año 1896, redactándose en él la primera constitución de dicho organismo internacional cuyos principios básicos son: coordinar las actividades de cada uno de los movimientos nacionales adheridos, velar por la pureza de los principios cooperativos, defender los intereses de sus miembros y establecer firmes vínculos de solidaridad entre los cooperativas del mundo entero.


Ideas fundamentales de la cooperación

Owen, el más destacado de los pioneros de Rochdale, pensaba que el mal de nuestro tiempo estriba en que no se han sabido utilizar las riquezas enormes creadas gracias al progreso técnico y científico por falta de cooperación para un mejor reparto.

El profesor Gromoslav Mladenatz, en su Historia de las doctrinas cooperativas, refiriéndose a la manera como Owen las concebía, dice que con ellas «no existirían jefes económicos ni políticos y que la igualdad perfecta reinaría en la comunidad, tanto desde el punto de vista económico como político. Por lo mismo, no habría más gobernantes ni gobernados».

También Bakunin, al que se suele tildar de individualista a ultranza, aboga por la cooperación con vigoroso acento cuando exclama: «El hombre no llega a ser hombre, no llega a la conciencia y a la realización de su humanidad más que en la sociedad y sólo por la acción colectiva de la sociedad entera. No se emancipa del yugo de la naturaleza exterior más que por el trabajo colectivo o social, único capaz de transformar la superficie de la Tierra en una morada propicia al desarrollo de la humanidad. No puede emanciparse de su propia naturaleza, esto es, no puede subordinar los instintos y los movimientos de su propio cuerpo a la dirección de su pensamiento cada vez más evolucionado, si no es por la educación y la instrucción; pero una y otra cosa son factores eminentemente sociales; puesto que fuera de la sociedad el hombre hubiera quedado para la eternidad convertido en una bestia salvaje».

Carlos Gide, uno de los animadores más preclaros del cooperativismo internacional, al enjuiciar este movimiento lo divide en las tres etapas siguientes:

Primera — La llamada burguesa, en la que algunos socialistas cristianos —E. V. Neale, E. O. Geening y otros— aspiran a una ingenua reconciliación del capital y el trabajo.

Segunda — La llamada socialista, en 1896, cuando los socialistas franceses entran en la Alianza invitados por Henry Wolff, entonces secretario de la entidad, y que ve en la cooperación no un simple medio de reconciliación entre el capital y el trabajo, sino la total emancipación de este último por medio de la asociación.

Tercera — La llamada autónoma, que marca en el movimiento cooperativo una línea política propia y una finalidad concreta. Se trata de un plan económico y político basado en la solidaridad y el acuerdo para la emancipación de los trabajadores.

Si el cooperativismo universal se impregnara de esos ideales de solidaridad humana podría ser, junto con los Sindicatos de la Acción Directa, el movimiento más determinante en la liberación de los pueblos.


La Alianza de la Cooperación Internacional (ACI)

La comunidad de tipo rochdaliano a la cual tiende voluntariamente el movimiento social libre más importante del mundo cuenta ya con más de un millón de cooperativas, de las que una mitad aproximadamente están asociadas a la Alianza de Cooperación Internacional. Según las estadísticas de la ACI los cooperadores del mundo pasan hoy de quinientos millones, y de éstos, algo más de doscientos treinta millones pertenecen a la Alianza.

En el artículo primero de sus Estatutos, la Alianza establece que el movimiento cooperativo se propone desplazar el actual régimen capitalista del lucro para sustituirlo por el sistema cooperativo libremente organizado en interés de toda la comunidad y basado en el apoyo mutuo. El contenido de este artículo y el volumen de la Alianza nos sugieren el siguiente comentario:

Si todos esos cooperadores hubieran hecho suyo el ideario que campea en los estatutos, su acción mancomunada hubiera logrado cambiar las estructuras o al menos influir más poderosamente en las corrientes politicosociales de hoy; lo que quiere decir que SÓLO CUANDO HAYA COOPERADORES CONVENCIDOS Y SOLIDARIOS LAS COOPERATIVAS SERÁN UNA FUERZA EMANCIPADORA.


El cooperativismo en España

Aun cuando en nuestro país la cooperación se inició ya en 1840, las convulsiones sociopolíticas y las peripecias que hemos tenido que sufrir impidieron que adquiriera el volumen que vaticinaban sus comienzos. No obstante, en 1913 se celebró el primer Congreso Nacional de Cooperativas y nunca dejó de palpitar entre los españoles el afán de cooperar. Como carecemos de espacio para hacer una reseña de todo su proceso, nos limitaremos a reproducir la importante declaración de la Conferencia de Federaciones Regionales de 1920 que se celebró en Valencia:

La finalidad perseguida por medio del cooperativismo es, mediante la cooperación de consumo hoy, y de producción y otras formas mañana, poner en manos del proletariado, en colectividad, el capital, las tierras, las fábricas, herramientas y útiles de trabajo para la creación de la riqueza colectiva, haciendo imposible las funciones del intermediario y de la burguesía, hasta lograr la desaparición completa del capitalismo, acabando la explotación del hombre por el hombre y todos los privilegios, dejando de ser el obrero una cosa material de explotación, recobrando su total personalidad humana y obteniendo íntegro el fruto de su trabajo dentro de un Estado de derecho inspirado en la libertad y estricta justicia para que su vida sea feliz en grado máximo

Esta declaración expone con claridad meridiana el contenido del cooperativismo y la línea que deben seguir quienes se sientan identificados con sus aspiraciones. De ella podemos extraer dos enseñanzas de marcado relieve: que el sentido revolucionario de los cooperativistas era en aquellos momentos muy superior al de la actualidad y que la cooperación sigue siendo en nuestros días un proyecto eficiente de transformación social. Esto sin embargo, para ser asimilado y asumido con la responsabilidad que conlleva, debería ser analizado desde diversos puntos de vista. Porque el capitalismo está ahí y con él el poder arbitrario que lo sostiene con su cohorte de represiones e injusticias. Y en esta situación, si bien la crítica popular va siendo cada vez más consciente de la acción nefasta de esas fuerzas, las alternativas de sustitución no obstante suelen ser todavía muy confusas. ¿A qué se debe tan flagrante contradicción?


A que la violenta convulsión de las últimas décadas ha catapultado la acción de las nuevas generaciones hacia soluciones de agresividad basadas casi siempre en el combate. No hemos sabido valorar todavía que frente a la explotación y el poder sólo existe una alternativa: la de la cooperación.

Que para cambiar las estructuras haya que luchar más o menos contra los poderes instituidos es una cuestión incidental que estará siempre en razón inversa de la solidaridad que exista en el pueblo; pero tanto para lograr la abolición de la injusticia como al objeto de consolidar una sociedad libre y autogestionada, es imprescindible la cooperación. Luego la disyuntiva es ésta: o nos fusionamos en una praxis de autogestión capaz de garantizar nuestra libertad y nuestros acuerdos, o caeremos fatalmente bajo el yugo de la autoridad de unas minorías privilegiadas y abusivas, no importa cómo se autodenominen. De ahí que, si el combate frontal no basta y es indispensable una dinámica de cooperación que nos vincule para acciones precisas y bajo propósitos auténticamente revolucionarios, nada es tan viable y funcional en estos momentos como dar vitalidad al movimiento cooperativo.

No debemos desestimar que el cooperativismo posee una fuerza universal y que ha ido penetrando en la sicología de los pueblos como un deseo esperanzado; lo que da crédito a su proyección y obliga a los Estados a tolerar su desarrollo. Por otra parte, dada la proliferación de sindicatos que divide a los obreros, las cooperativas podrían ser el elemento vinculante del pueblo y la sólida proa de una revolución irreversible. Hemos de tener en cuenta lo que representa el comercio en el sistema que nos oprime; ya que, si fue él quien dio origen al capitalismo y el que desde siempre generó la especulación y el privilegio, nunca llegó a la perfección y al predominio que goza en nuestra época. Con su influencia en el mercado y en los medios de comunicación manipula sicológicamente a los ciudadanos, intensifica el consumismo y nos somete a su férula de explotación. Frente, pues, a esa opresión mercantil, sostén y lubrificante del capitalismo, debería levantarse la cooperación con su actividad liberadora.

Si todos somos consumidores, víctimas del manipuleo y la usura del comercio, ¿por qué no nos organizamos en cooperativas de consumo? La solución está en nuestra mano y puede realizarse sin grandes gastos ni riesgos, lo que pasa es que no nos hemos planteado consecuentemente la acción ni somos muy proclives a la colaboración con los otros. Ello exige un cambio de mentalidad y una actitud más responsable ante la problemática social, y luego, cierta reflexión y unos cálculos. Es decir: hay que saber primero romper con atavismos y tradicionales suspicacias y ver en los demás a los participantes válidos con quienes juntos vamos a resolver los conflictos que las circunstancias nos planteen.

En principio la cooperativa fomenta la solidaridad, acostumbra a que los hombres se administren por sí mismos, desarrimando su iniciativa y su capacidad autogestionaria en direcciones múltiples. Su asamblea es el instrumento insustituible para tan rico aprendizaje cuando el diálogo respetuoso es la tónica que preside en ella; pero a esas ventajas hemos de añadir otras, de carácter económico, que no pueden negligirse. De ahí que ciertos cálculos se hagan necesarios y que ellos nos obliguen a elaborar estructurar amplias y bien coordinadas que llenen idóneamente los objetivos de la cooperativa. O sea:

Mientras las cooperativas de consumo hayan de abastecerse en los mercados ordinarios o sometiéndose a los mayoristas, quedarán subordinadas al estatuto capitalista del comercio y no lograrán su objetivo fundamental, suprimir al intermediario. El planteamiento lleva implícito que al lado de las cooperativas de consumo han de incrementarse las de la producción y, urgentemente, las del campo. Estas últimas, como marco institucional, ya existen en número considerable; pero con una conciencia cooperadora muy escasa. Es insoslayable por otra parte que las cooperativas se federen y que entre las del consumo y las de la producción se establezcan los vínculos más racionales y solidarios susceptibles de suprimir al intermediario. Nadie duda ya hoy de que son éstos quienes oprimen a los agricultores y roban al consumidor, siendo los árbitros de los intercambios y especulando a sus anchas. Luego si esa función antisocial es conocida de todos y en las cooperativas está el remedio, suponemos que vale la pena enfrentarse con esa problemática de manera resuelta y consecuente.

Hemos de considerar, asimismo, que cuando las cooperativas —de consumo, de industria, de los servicios y agrícolas— se federen, se verán obligadas a fundar las de crédito, liberándose así de la especulación bancaria. Estas cooperativas, administrando autogestionariamente y sin afán de lucro la Federación, podrán subvenir a las necesidades eventuales de las cooperativas existentes y a la creación de otras nuevas. Tal posibilidad no es una fantasía. En el Aragón libertario de los años 1936 al 1938, las cooperativas fueron el eje y la dinámica de los intercambios en toda la región, y ni las colectividades ni los individualistas se vieron jamás bloqueados en su desenvolvimiento económico. Cierto que aquella experiencia se llevó a cabo por iniciativa de las colectividades ante la necesidad que planteaba una economía mixta; pero hoy como ayer, siempre que las cooperativas federadas adquieran volumen y los cooperadores una conciencia genuinamente revolucionaria, hallarán en su propia dinámica la solución a todos sus problemas.


Ocupaciones

Esta casa y aquel pueblo

Pueblos abandonados, tierras no cultivadas desde hace años, casas en estado ruinoso repartidas por ahí, sin ninguna utilidad, sin ningún uso… ¿De qué sirven? ¿Para quién? Y sin embargo cada vez un mayor número de personas está dispuestas a repoblarlas, a reconstruirlas, a trabajar campos que desde hace tiempo permanecen secos e incluso a dotar al campo de servicios, técnicas alternativas y cultivos biológicos que podrían hacer disminuir los terribles problemas del campo español, su abandono y su aislamiento, e incluso podrían permitir un desarrollo cultural del campesinado en un sentido más solidario y menos consumista en el que la TVE dejara de tener el monopolio cultural. Pero esta gente dispuesta a emigrar, a iniciar una nueva vida, normalmente carece de dinero para comprar tierras, carece de prestigio o «amistades influyentes» para conseguir chollos o enchufes.

Evidentemente es gente que no está relacionada con los búnkers comarcales agrarios, gente que poco tienen que ver con las convencionalidades burguesas y a las que por tanto les resulta dificilísimo encontrar casas de campo. Y tierras para cultivar. Y enseguida las fuerzas reaccionarias se encargan de bautizarlas, así por las buenas, como hippies, degenerados, basura. Si alguno consigue alguna casa al poco tiempo lo sacan o le hacen la vida imposible. ¿Y quién va a apoyarles jurídicamente, quién va a ayudarles si son nuevos en el pueblo y todavía no han tenido oportunidad de integrarse ni de mostrarse?

La gente no encuentra casas mientras pueblos enteros están siendo comprados por especuladores que en un momento de gran inflación monetaria ven de esta forma asegurado el mantenimiento del valor de su capital. Y así los precios del campo se desorbitan y los campesinos —qué remedio— participan de este negocio para subsistir. Es lo único que les permite el sistema capitalista (vender y emigrar). Y esos señores de ciudad que lo están comprando todo no lo alquilan, no hacen nada: poco a poco todo se derrumba y esperan el «tongo»: una urbanización… millones…

Si existe una organización estatal impuesta a los ciudadanos con la excusa del bien común, y que encima vive de estos ciudadanos, lo mínimo que se les puede pedir es que exista para ayudarles. Y ha llegado el momento de que el Estado no reprima las posibles ocupaciones de pueblos abandonados, ni de casas ruinosas que están esparcidas por ahí. Por el contrario. Debe proteger y asistir a través de la concesión de créditos especiales y con poco interés a todos aquellos que deseen laborar en el campo, porque en definitiva es una de las pocas riquezas reales de nuestro país. Abandonado por demócratas, republicanos, fascistas y comunistas (en 1937 dieron prueba de ello en Aragón, por ejemplo), médicos jóvenes, maestros sin trabajo, biólogos, naturalistas, peritos agrícolas, jóvenes que no pueden soportar la agresión y violencia de las ciudades, podrían, a través de la ocupación, aportar a este sector grandes progresos. Y algunos ya aportan desde hace tiempo.


…Y estos bloques

La ocupación de viviendas, sobre todo de polígonos abandonados, podría ser el inicio de una forma más comunitaria de plantear el espacio y las relaciones. Desde El Ferrol un gesto de ánimo.

Hace años los «cerebros pensantes» decidieron que el viejo barrio de Esteiro, con mala prensa por ser lugar de obligada cita erótica para los marineros de paso y que antiguamente había asentado a los carpinteros de la ribeira que construían los barcos en los cercanos astilleros, era demasiado viejo para seguir en pie. Así que procedieron a su derribo pasando al recuerdo un entrañable pedazo de nuestra historia particular. Para albergar a la gente que allí vivía se construyó un polígono de «colmenas» en las afueras. Con este motivo muchas empresas decidieron hacer su agosto aprovechando los créditos a la construcción que el Ministerio de la Vivienda daba. Una de ellas, VOSA, construyó varios bloques que al momento de su entrega el Ministerio rechazó por considerar que no se ajustaban a los planes iniciales. Posteriormente dicha empresa quebró dejando a bastantes personas, que habían adelantado dinero para los pisos, sin dinero y sin pisos. De esto hace ya cinco años.

Esos bloques permanecieron todos estos años desocupados y fueron sistemáticamente saqueados, desapareciendo cocinas, calentadores, cañerías, etcétera.

Hará aproximadamente 3 meses, grupos de parados y familias con ingresos insuficientes para pagar los altos alquileres que se estilan por aquí decidieron, después de agotar todas las posibilidades legales de obtener una vivienda, proceder a la ocupación de estos bloques. La ocupación se hizo sin la intervención de la policía, que, sin embargo, sí lo había hecho de forma dura unos meses antes cuando hubo otro intento de ocupación, ya que las casas que entonces se intentaban ocupar habían sido concedidas por el Ministerio u organismo similar a la Policía Armada. Esta última vez, sin embargo, hicieron la vista gorda e incluso ayudaron a los ocupantes.


Los ocupantes, unas 400 familias, pronto se autoorganizaron creando comités que empezaron a estudiar los casos concretos de cada ocupante, «depurando» algunos como gente que, teniendo pisos o casas propios, se habían metido allí tratando de ampliar el «patrimonio». Las reuniones con los representantes del Ministerio de la Vivienda y los del Ayuntamiento se sucedieron y pronto consiguieron el suministro de agua. La electricidad fue un proceso más difícil, pero a estas alturas han conseguido el enganche y unos contratos provisionales. Todo hace pensar que las ocupaciones acabarán por convertirse en adjudicaciones.

Las reacciones de los diversos partidos y sindicatos variaron desde la repulsa total al «eso no está bien». Critican este acto antiautoritario porque ellos como «auténticos representantes de los trabajadores» no pueden soportar el que el personal se organice sin contar con ellos, y trate de recuperar lo que es suyo, ya que con su dinero fueron pagadas y construidas estas viviendas.

La ocupación se ha realizado y ojalá sirva de ejemplo para otros casos semejantes.


Despedida

Adiós muchachos compañeros de comunas

Hasta aquí un vistazo sobre las comunas desde el globo tambaleante de un dosier. Dosier que, pretendidamente, ha dejado en la cuneta lo que las comunas comen, si se meten en la cama por la izquierda, si en la casa hay pósters del Che o el Lenin o el Malatesta. Son cosas, ésas, que constituyen la vida cotidiana. Pero por el espacio que disponemos y por la frivolidad que a menudo reportajes sobre situaciones como éstas provocan, lo hemos dejado para otra ocasión. Para contártelo tú a tú, en un café cualquiera.

Tenemos encima de la mesa cantidad de materiales. De experiencias. Los guardamos. No en el desván. Algún día saldrán o serán la base para una publicación más amplia. Enviadnos lo que podáis, siempre que refleje vuestra experiencia.

Y nada más. Ajo está, muchachos, en eso de las comunas bastante metido. Y, como adiós, ¿por qué no nos federamos todos los que estamos en estas lides?

A los que os encanta leer, ahí va eso. La comuna, pero, no es libro. Es vida cotidiana.

Salud y comunas.

Este artículo se publicó originalmente en el Nº 28 (diciembre de 1977) de Ajoblanco y ha sido cedido para su lectura online en STIRNER por Pepe Ribas, fundador de la revista. La presente versión revisada, del 8 de septiembre de 2023, corre a cargo de Adriano Fortarezza.

Este artículo se publicó originalmente en el Nº 21 (diciembre de 1977) de Ajoblanco y ha sido cedido para su lectura online en STIRNER por Pepe Ribas, fundador de la revista. La presente versión revisada, del 8 de septiembre de 2023, corre a cargo de Adriano Fortarezza.